El impacto de la nueva variante ómicron del Covid-19 se ha dejado sentir sobre prácticamente todos los sectores de la actividad económica de México.

Y es que, a diferencia de las anteriores variantes que fueron mucho más agresivas y demandaron medidas de confinamiento y semiparalización de las actividades, al tratarse ómicron de una variedad de contagio muy rápido y súbito, que sumado a una incipiente reactivación y las reuniones de fin de año, se convirtió en el coctel perfecto para una propagación del virus de una manera casi inmediata, dejando ver sus efectos sobre la actividad económica de una forma distinta a como lo hicieron las primeras variantes.

Ahora el riesgo de un frenón súbito, inesperado, por el ausentismo o por la propagación del virus en los centros de trabajo, se cierne sobre la economía nacional, agregándose a las cifras de crecimiento desolador y menor a lo que se esperaba como parte de la reactivación económica, pero en el que ahora el panorama se encuentra marcado con una carencia de suministros, inflación, precarización de los empleos y un panorama incierto por un fin de la pandemia que no llega.

México registra desde la semana pasada un ausentismo en su planta productiva y de servicios que va a pegar en el crecimiento del primer trimestre de 2022, como se deja ver en los casos de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, que podrían ver reducida su productividad por un descenso en el número de su personal en activo, producto de las incapacidades por contagio o de los permisos para ausentarse por prevención o para atender a familiares enfermos.

Otro ejemplo es el de la aviación comercial, en donde los contagios no solo representan una baja en el número de viajes, sino también una drástica reducción del personal en aire y tierra que ha llevado a la semiparalización de algunas aerolíneas o a múltiples retrasos en vuelos y conexiones, con una evidente repercusión económica para el sector.

Sin embargo, aquí la paradoja es que las bajas restricciones que en México se ponen al tránsito de pasajeros, han hecho que los vuelos y toda la actividad relacionada con las aerolíneas se encuentre en este momento con un nivel de operaciones superior al que se tenía antes de la pandemia y en una situación de creciente demanda, contrario a lo que sucede en el resto del mundo.

Es de esperar que el paso de ómicron cumpla con los pronósticos de los expertos en el sentido de que será tan rápido como llegó y no tan devastador. Ojalá así sea.