Se dio a conocer que un polémico anteproyecto de reglamento de becas que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) presentará en breve ante la Comisión de Mejora Regulatoria (Conamer), se incluyen algunas medidas contrarias a la libertad de expresión, de pensamiento y atentatorias contra los derechos humanos.
Entre los incisos que han levantado controversia se encuentra un exhorto tanto a los becarios mexicanos en el extranjero como a extranjeros realizando estudios en México, de abstenerse de participar en manifestaciones o eventos de carácter político, so pena de ser objeto de suspensión del apoyo económico en caso contrario.
También indigna la amenaza de suspensión de becas del Conacyt para mujeres que estuvieran embarazadas o bajo incapacidad médica, alegándose hasta violencia en razón de género por esta disposición, aunque la institución se apresuró a precisar que dichas suspensiones o cancelaciones, presentes en su reglamento desde 2008, son de carácter temporal y a petición del interesado cuando éste prevea que no podrá cumplir con el compromiso o los plazos para entregar avances de sus investigaciones o estudios, esto con el fin de no afectar su expediente como becario.
Y si bien es cierto que desde mucho tiempo atrás estaba establecido en el reglamento interno del Conacyt la sanción o prohibición a la participación en actividades de protesta y expresiones políticas o contrarias a la estabilidad institucional, para un gobierno de avanzada, que se dice de izquierda y en un contexto de lucha por los derechos, libertades y la no discriminación, no debería consentir ese tipo de políticas.
Sería una mala señal persistir en medidas coercitivas o discriminatorias en un contexto de confrontación en donde hay una visión muy autoritaria de parte de quien está al frente del Conacyt y donde la impresión general es que desde el gobierno hay un desprecio al estudio y a la ciencia, con maltrato, desprestigio, estigmatización contra instituciones de enseñanza superior e investigación como lo son el CIDE y la UNAM, que han sido acusadas de servir al neoliberalismo, de hacer ciencia burguesa o de haber callado en los sexenios anteriores.
En el campo científico y de la educación son muy importantes las voces que señalan las malas políticas de administración así como las que lamentan que aún no predomine una visión de género en la organización interna de las instituciones educativas. Corregir decisiones erróneas del pasado es un paso necesario hacia la igualdad y la libertad.