El gas, un suministro básico de los hogares y la industria de México, ha experimentado alzas por arriba de la inflación, contrario a lo prometido numerosas veces por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tanto cuando estuvo en campaña como candidato a la presidencia, como ya investido como mandatario.

Con incrementos del 21.8% para el gas LP y de 26.8% para el gas natural, registrados desde que inició la actual administración, la promesa del mandatario de no subir los precios de los insumos energéticos, en el caso del gas ha quedado sin poder convertirse en una realidad que alivie el bolsillo de los mexicanos, pese a sus repetidos intentos de convencer a sus gobernados de que ha mantenido a los precios bajo control y no permitir que estén por encima de los índices de la inflación.

El año pasado, una temporada de invierno crudo en Estados Unidos, el principal provedor de gas para México, llevó a ese país a restringir sus exportaciones del energético para atender su demanda interna, además de que en algunos estados de la Unión Americana, las bajas temperaturas hicieron que se congelaran las tuberías de la red de distribución, con lo que se detuvo el flujo del combustible tanto al interior de EU como hacia el norte de México. Esto hizo que se elevara el precio del gas al no poder Pemex satisfacer de manera interna la demanda.

Y ahora, por la presión que ha comenzado a ejercer a escala global el conflicto entre Rusia y Ucrania, dos de los principales proveedores de gas en el mundo, y cuyo precio siempre ha estado ligado también al del petróleo —al ser un derivado de éste—, el costo se ha elevado notoriamente a raíz de la guerra.

Y es por esta circunstancia externa que se reduce aun más, por lo menos en el corto plazo, la factibilidad de controlar a la baja los precios de ese combustible. Alejando a la vez la posiblidad de que el gobierno de la Cuarta Transformación cumpla el que es el compromiso 28 de la lista de 100 que presentó López Obrador durante su campaña a la presidencia.

Y aunque desde la propia Secretaría de Hacienda se ha reconocido la necesidad de poner atención en los precios del gas al consumidor final, el titular de la dependencia admitió que en orden de prioridades del gobierno está primero el del IEPS a gasolinas.

Será así que un descenso para el costo del gas al consumidor mexicano tendrá que seguir esperando, tal vez más allá del fin de este sexenio, dejando una promesa más sin cumplir.