El presidente López Obrador dio a conocer ayer por la mañana que el relevo de Alfonso Durazo para la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) será Rosa Icela Rodríguez, quien hasta el momento todavía funge como Coordinadora General de Puertos y Marina Mercante.

Tras ser anunciado por el mandatario, hubo sorpresa entre la opinión pública y hasta algo de malestar e inconformidad al interior de la propia 4T, e incluso una parte del sector empresarial expresó su desconcierto con el nombramiento, y lo calificó de “impertinente” al poner en manos de lo que sienten como una persona con poca experiencia en el rubro, un asunto tan delicado como la seguridad nacional, aunque reconocieron el perfil respetable de la aún candidata al cargo y su fama de incorruptible, puntos que ciertamente deben haber obrado en favor de su designación.

Pero no se puede descalificar a una funcionaria que al paso de los años y como parte del equipo de Andrés Manuel López Obrador, ha mostrado su eficiencia y lealtad, así como una firme congruencia ideológica apegada a sólidos valores morales y de rechazo a la corrupción.

En su trayectoria, en la que la une una gran amistad con el presidente y una larga carrera de colaboración a su lado, ha podido demostrar su inteligencia, una indudable eficiencia en la administración pública y su capacidad para sacar adelante la misión que se le encomiende.

A la casi segura secretaria de Seguridad hay que otorgarle el beneficio de la duda. Si bien es poca su experiencia en el delicadísimo sector de la seguridad, ella sin embargo puede rodearse de un buen equipo de colaboradores y asesores, así como aprovechar los conocimientos y la experiencia del personal ya existente en la secretaría y que ella recibirá al asumir el cargo. En especial debe cuidar la relación y procurar la plena coordinación con la Defensa y la Marina, con la recién creada Guardia Nacional y con los cuerpos policiacos de los tres órdenes: federal, estatal y municipal.

El encargo que recibe es titánico, y el camino por recorrer está cercado de espinas, comenzando con las de su propia inexperiencia y la desconfianza que ha despertado entre varios sectores el anuncio de su nueva encomienda.

En principio y en medio de un clima agitado de inseguridad y violencia que campea por prácticamente todo el territorio nacional, deberá no solo confrontar el creciente poderío de los grupos de delincuencia organizada, sino también buscar que se concrete el objetivo inicial del gobierno federal en el sentido de llevar al país hacia una desmilitarización y un proyecto de justicia social en el que el eje sea el respeto a los derechos humanos y la atención a las víctimas. Éxito pleno en su nueva misión.

Google News

TEMAS RELACIONADOS