En tanto que sociedades, estamos fracasando en nuestro objetivo de proteger a niños y familias de la comercialización de productos que socavan su salud y desarrollo. Uno de los ejemplos más notorios es la agresiva promoción de las preparaciones lácteas comerciales para bebés y niños pequeños.

Los efectos de la comercialización de las preparaciones para lactantes difieren de los de artículos cotidianos como el champú, los zapatos o los refrigeradores. Las cínicas tácticas de comercialización utilizadas para promover las preparaciones para lactantes fomentan un consumo excesivo, desalientan la lactancia materna, socavan la confianza de las madres y explotan el instinto de los progenitores de procurar lo mejor para sus hijos.

La comercialización de estas preparaciones constituye uno de los riesgos más infravalorados para la salud de los lactantes y los niños. Mientras la lactancia materna exclusiva entre los bebés de hasta seis meses ha aumentado solo marginalmente en las dos últimas décadas, las ventas de las preparaciones casi se han duplicado. Se estima que con el incremento de la lactancia materna podrían prevenirse cada año unas 800 000 muertes entre menores de cinco años y 20 000 muertes por cáncer de mama entre las madres.

Se trata de un problema con raíces profundas. A principios de la década de 1970, llamaron la atención en todo el mundo las prácticas promocionales que la industria de alimentos para lactantes utilizaba en África, Asia y América Latina, con efectos perjudiciales para la salud debido al uso de agua insalubre y de preparaciones demasiado diluidas.

A raíz de diversas demandas e investigaciones gubernamentales, junto con el descenso generalizado de la lactancia materna en todo el mundo, la Asamblea Mundial de la Salud exhortó a los países para que regularan tales actividades promocionales, y en 1981 adoptó el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna. En el Código se abordan cuestiones como la publicidad, las promociones minoristas, la comercialización en los sistemas de atención de la salud y el etiquetado.

Cuatro décadas después, muchas de esas mismas prácticas notorias siguen presentes en todo el mundo, pero ahora con el efecto multiplicador de las redes sociales. Pese al Código y las resoluciones posteriores, las empresas de preparaciones para lactantes, apuntaladas por presupuestos enormes, siguen desdeñando las recomendaciones internacionales y organizando campañas publicitarias que tergiversan sistemáticamente las conclusiones científicas.

Algunas de las afirmaciones falsas de las empresas de preparaciones para lactantes:

- Las preparaciones con ingredientes añadidos mejoran el desarrollo del cerebro y la inmunidad

- Las preparaciones son necesarias a partir de los 12 meses de edad

- La leche materna es inadecuada para la nutrición de los lactantes y niños más mayores

- Las preparaciones sacian a los lactantes durante más tiempo y, por tanto, les ayudan a dormir

- La calidad de la leche materna disminuye con el tiempo.

Todas son falsas y perjudican a los niños y a las madres.

En un nuevo estudio de la OMS y el UNICEF se han detectado sistemáticamente ejemplos de ello en todo el mundo, tras investigaciones realizadas en Bangladesh, China, Marruecos, México, Nigeria, el Reino Unido, Sudáfrica y Viet Nam.

Algunos ejemplos:

Clubes para bebés: Organizados y gestionados por empresas de preparaciones para lactantes (a veces a través de grupos de fachada), que ofrecen a las madres regalos y descuentos, información sobre el embarazo y el parto, y acceso a 'líneas de atención' que ofrecen 'apoyo y asesoramiento' las 24 horas del día/7 días a la semana para todo tipo afecciones, incluido el Covid-19.

Comercialización en torno a un problema concreto: Plan de comercialización habitual y a menudo sutil que pretende convencer a los posibles clientes de que tienen un problema que se puede resolver comprando un producto determinado. Se ha registrado un aumento en la comercialización de leches «especializadas» y «reconfortantes» que afirman osadamente resolver comportamientos y dolencias infantiles comunes como cólicos, reflujo y llanto, sin pruebas suficientes de su efectividad.

Abordar a los trabajadores de la salud: La industria aborda sistemáticamente a profesionales de la salud, dispensarios y hospitales para alentarlos a promover las preparaciones para lactantes. Se utilizan el patrocinio, las actividades de formación y los regalos –así como ofertas de dinero o comisiones en algunos casos– para influir en las prácticas y recomendaciones de los trabajadores de la salud.

Nuestro estudio multipaís reveló que más de la mitad de las mujeres encuestadas habían estado expuestas a la comercialización de preparaciones para lactantes, y que en algunos países la proporción llegaba al 97%.

Por supuesto, las preparaciones para lactantes tienen su lugar entre las madres y padres que por alguna razón no pueden amamantar u ofrecer leche materna, por ejemplo por no tener el apoyo de los sistemas sociosanitarios. Es la comercialización de las preparaciones, no el producto en sí, lo que perturba la toma de decisiones fundamentada y socava la lactancia materna y la salud infantil.

Es hora de frenar la comercialización poco ética de los preparados para lactantes. Hacemos un llamamiento a los gobiernos para que promulguen y hagan cumplir legislación que esté en consonancia con el Código. Hacemos un llamamiento a los profesionales de la salud y sus asociaciones para que protejan la integridad de la ciencia y que ofrezcan su aval solo a favor del bien público. Hacemos un llamamiento a los inversores para que insistan en la aplicación de prácticas empresariales éticas. Y hacemos un llamamiento a las plataformas de la redes sociales para que rechacen las prácticas que socavan la salud de los niños.

Nelson Mandela dijo una vez que “no hay revelación más lúcida del alma de una sociedad que la forma en que trata a sus hijos”. La comercialización de las preparaciones para lactantes sigue las reglas del juego de la comercialización de otros productos como el tabaco, la comida basura, las bebidas azucaradas y los juegos de azar.

Es hora de dejar de dar prioridad a los beneficios empresariales en detrimento de la salud infantil.

Detengamos la comercialización poco ética de las preparaciones para lactantes.

Nuestros hijos lo merecen.

*Helen Clark fue primera ministra de Nueva Zelanda (1999-2008) y administradora del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD  (2009-2017). El  Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus es el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

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