Lamentablemente, amable lector, tanto el gobierno como la sociedad, siguen ese viejo y obsoleto patrón demagógico, de dejar pasar las cosas que, para muchos, no tienen importancia, o de plano no le ven futuro político. Pero, por el bien de todos, gobierno y sociedad no pueden, ni deben ser tan indiferentes, o de plano ignorantes, como para no darse cuenta de una situación catastrófica para actuar en consecuencia, o antes de que ésta se presente.
Por cuestiones políticas e ignorancia sobre los trabajos científicos que tienen que ver con la vida pública, el gobierno se desentiende, irresponsablemente, de la seguridad de la población con las debidas consecuencias que esto conlleva. ¿De qué sirve entonces, crear nuevas escuelas y universidades inclusive, si el objetivo no es enseñar para aprender a cuidar de nuestros recursos naturales para disfrutar de una vida mejor? Si la universidad no es para formar a profesionistas eficientemente capacitados y responsables, ¿para qué crear cien más?, porque fundar nuevas escuelas sin justificación y planeación adecuadas, no es atender el problema educativo, sino un capricho político, que a fin de cuentas genera otros problemas. ¡Esa sí que es una irreverencia sociopolítico-educativa!
EL UNIVERSAL- QUERÉTARO. -SOCIEDAD. -Domingo Valdez. -18-06-24. -Físico de la UNAM-Juriquilla, advierte que las olas de calor serán más frecuentes e intensas. - Continúa: Las olas de calor se dan porque hay presión alta en la atmósfera sobre México, lo que provoca que cuando se forman nubes se vayan a otros puntos de la atmósfera. Al no existir vapor, señala, éste no puede absorber la radiación solar, calentando la superficie. Esta alta presión se queda estacionada por varias semanas, causando que el sol caliente de manera más directa la superficie. Mientras que la humedad que se genera en esta alta presión “escapa” a las zonas con baja presión, provocando lluvias intensas y fenómenos como granizo de gran tamaño.
Globalmente, prosigue el físico Adolfo Magaldi, el año pasado hubo presencia del fenómeno de El Niño, lo que causó que el Océano Pacífico estuviera frío y los vientos alisios se hicieran débiles, provocando alta presión el año pasado. Este año se pasará de Niño a Niña, por lo que esos vientos alisios que eran débiles se fortalecerán causando la desaparición de esa alta presión provocando lluvias en el país. Con el cambio climático se espera que estos fenómenos sean más frecuentes y más intensos. La pregunta es si la sociedad está preparada para enfrentarlos cada año.
En México, destaca, no hay una definición para ola de calor. En otros países se define una ola de calor cuando la temperatura es más alta que el 90 por ciento del tiempo, pero son definiciones que cada país adopta. De ser necesario se suspenderán clases por temporada de calor. “No estamos preparados. Ni siquiera el gobierno ha dicho cual es la definición de una ola de calor. Es importante por los seguros, porque uno podría llegar al Fondo de Desastres Naturales (que ya no existe) pero hay algo similar, que tiene definiciones. Entonces el mecanismo de ayuda entra, pero en ola de calor ni siquiera está la definición como tal, por lo tanto, caemos en un vacío legal, porque entonces un campesino ¿cómo puede cobrar al seguro o acceder a los fondos públicos si esta definición no está?, enfatiza.
Por otro lado, la ola de calor complica el acceso al agua, debido a la falta de lluvias, por lo que se necesitan mecanismos precisos para tener acceso al agua en estas épocas. Si en el futuro se tendrán olas de calor más frecuentes, cada vez los acuíferos se verán más afectados, teniendo problemas de abasto de agua, lo que será un problema social, pues se debe garantizar el acceso al agua. La reacción de las autoridades no ha sido tan contundente a pesar de las advertencias de los expertos. Las inversiones se deben enfocar en garantizar el acceso al agua.
Ciertamente, amable lector, tal como lo señala el físico Magaldi, se espera que con el cambio climático estos fenómenos sean más frecuentes y más intensos inclusive. De ahí que no deben sorprendernos eventos como la “granizada” atípica en la ciudad de Puebla-por la enorme cantidad y tamaño del granizo-en días pasados y las torrenciales lluvias en gran parte del país, en contraste con otros estados en donde no ha llovido, o como en aquellos que se han visto afectados seriamente.
Y, una cosa es que llueva intensamente, y otra es el problema del agua, que seguirá haciendo falta. Paradójico y hasta irónico, pero es la realidad, algunas presas se llenaron y otras ni siquiera han recibido el agua de las lluvias. Lo aceptemos o no, pero así seguirá siendo y creciendo este terrible cambio climático. Ha llovido y seguirá lloviendo y tenemos ya un “poco más de agua” y hasta calmado un poco el sofocante calor, pero, el próximo año, volveremos a lo mismo, solo que con mayor intensidad.
Pero lo que más preocupa, además de las afectaciones por las lluvias, es que, a pesar de las advertencias largamente anunciadas, el gobierno poco o nada hace para enfrentar esta calamidad climática. Por apatía a la ciencia y a la academia, sumada a la negligencia gubernamental, estamos ya padeciendo las terribles consecuencias que, inevitablemente, cada vez serán peores. No cabe duda, amable lector, que, ante la falta de cultura de la prevención, porque ni gobierno ni sociedad están preparados para el inminente cataclismo, estamos totalmente indefensos y en grave riesgo.
Por otra parte, el hecho de que el gobierno ni siquiera haya precisado la definición de ola de calor, dice mucho de la poca importancia que le está dando al cambio climático, al grado de minimizarlo o de plano ignorarlo. La advertencia de que el aumento del calor será progresivo, y que afectará los acuíferos, es para ya estar prevenidos con políticas públicas contundentes para evitar problemas socioeconómicos que pongan en riesgo la seguridad nacional por enfrentamientos entre la población por el acceso al agua. No es exageración, sino una realidad que ya está presente y cobrando muy altas facturas. Continuará…