Dada las circunstancias, todo indica que no será nada fácil, y mucho menos pronto, lograr la pretendida sustitución de los por energías limpias. Y no será tanto porque hayamos empezado muy tarde a buscar las energías sustitutas y no encontrarlas, sino por no atrevernos a actuar con rapidez para aprovechar las que se encuentran disponibles en el planeta desde siempre. De hecho, vamos a contrarreloj y solo nos queda confiar en ganarle al tiempo, pero, si como se cree ingenuamente, que para que ocurra un verdadero desastre natural faltan todavía muchas décadas, pues confiemos en que al menos nos dé tiempo para arrepentirnos de nuestros errores.

Hasta ahora, son pocos los países que han asumido su responsabilidad ante el flagelo del cambio climático. Y aquellos que dicen combatirlo, pero que en realidad solo lo hacen para que no se diga que no están haciendo nada, son los que siguen explotando a su arbitrio los derivados del petróleo. Y es precisamente, ese gran “candado” socioeconómico y político lo que no permitirá que las puertas a la solución de este gran problema mundial que significa el cambio climático, se abran cuanto antes para dar paso a las energías limpias. De hecho, amable lector, a los desastres naturales originados por el cambio climático debido a la emisión de gases de efecto invernadero, se suman el capricho, la irresponsabilidad y la ambición desmedida de los países petroleros que basan todavía su boyante economía en los derivados del petróleo.

Pero, lo extraño y preocupante, es que hasta ahora no existe un bloque de países que se opongan a esa amenaza a la seguridad del planeta. Y tal como ya lo hemos advertido en otras ocasiones, si la sociedad no participa decididamente, y no se impone para frenar este holocausto (casi voluntario), los que, irremediablemente pagarán las consecuencias serán nuestros nietos, bisnietos y los que sigan. Parecerá sensacionalismo, pero esta realidad ya comenzó. Solo será cuestión de unas décadas más y, para entonces…

Y, como por siempre se ha caracterizado, tanto por su ancestral cultura de preservar y mejorar las cosas, así como los buenos hábitos de vida para el bienestar de su población, Japón, y la empresa automotriz Toyota, han tomado la delantera en la búsqueda de esa energía limpia que sustituya los combustibles fósiles que están acabando con nuestro planeta. De ahí que, siendo Toyota, la automotriz más pujante y pionera en las innovaciones tecnológicas, haya presentado el pasado 5 de diciembre de 2023, ante la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos, una solicitud en la que describe un concepto innovador conocido como “Red de Intercambio de hidrógeno”. El objetivo es abordar los problemas de infraestructura relacionados con los vehículos de hidrógeno para permitir a los usuarios recargar sus vehículos de hidrógeno Toyota mirai en casa.

Innovaciones de la red de intercambios de hidrógeno de Toyota: 1- Creación y almacenamiento seguros de combustibles de hidrógeno en el hogar. 2 -Autenticación digital en base a un teléfono inteligente y aplicación de red para garantizar, tanto la seguridad como el funcionamiento. 3 -Utilización de la energía solar para generar combustible. El sistema incorporaría el uso de esta energía para la creación de combustible de hidrógeno. Toyota señala que un sistema como éste cambiaría las reglas de la competencia y abriría otras posibilidades en el debate entre el hidrógeno y los vehículos eléctricos.

Desde luego que, de lograr la concreción de este gran proyecto, sería de mucho avance en esta larga carrera por encontrar la solución al añejo problema de los combustibles fósiles, pero, además de disponer de una energía limpia, lo más práctico y extraordinario sería recargar el vehículo desde el hogar. Esa sí que sería una verdadera innovación tecnológica.

Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles. –(TNPCF) COP 28 Dubái -07-12-23 -Continúa: 3 -Reconocer la necesidad de un mecanismo de cooperación internacional sobre la producción de combustibles fósiles que complemente el Acuerdo de París y esté integrado en el sistema de la ONU como un TNPCF, para actuar lo más rápidamente posible en esta cuestión. 4 -Comprometerse a poner fondos y tecnologías a disposición de los países que dependen en gran medida de los combustibles fósiles y carecen de recursos para completar su transición, con el fin de desarrollar el acceso a las energías renovables, diversificar estas economías y garantizar una transición justa para los trabajadores y las comunidades. 5 -Comprometerse urgentemente a prohibir de inmediato la producción de combustibles fósiles en zonas ecológicamente sensibles, incluyendo transferencias a los países en desarrollo para crear alternativas económicas a cambio de no utilizar combustibles fósiles en estas zonas.

6 -Acordar la creación de una Comisión Mundial sobre Combustibles Fósiles para construir una base común y autorizada de conocimientos sobre la amenaza sobre los combustibles fósiles para un planeta sano, inclusivo y sostenible y para la prosperidad de todos, y para informar sobre una salida mundial justa de los combustibles fósiles.

7 -Reconocer la necesidad de una mayor transparencia por parte de los gobiernos en relación con la producción pasada y futura de combustibles fósiles, aprovechando las herramientas de información y/o verificación de datos del flamante Registro Mundial de Combustibles Fósiles. Hasta aquí este valioso Tratado, solo deseamos que el grupo proponente no ceje en su empeño por lograr sus propósitos. Desde luego que no es tarea fácil, pero algo se tiene que hacer para, si no evitar, al menos mitigar ese flagelo que ya significa el cambio climático. Continuará…

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