Nos dicen que en las primeras conferencias de prensa durante las reuniones anuales de otoño se notó un cambio en la política de comunicación del Fondo Monetario Internacional (FMI), departamento que está a cargo de la economista Julie Kozack. Nos cuentan que además de la prudencia institucional, sobre todo en temas políticos candentes, como las elecciones de Estados Unidos y las declaraciones del candidato republicano Donald Trump, en la presentación de la última actualización de las expectativas económicas mundiales se les pidió a los periodistas no hacer preguntas sobre algún país en particular. La explicación fue que podrán hacerlo otro día, cuando toque el turno de presentar las expectativas regionales, algo que no se estilaba durante la gestión del anterior jefe de prensa, Gerry Rice.
Metro en Washington, un aliviane
Nos cuentan que, tras la pandemia, quienes regresaron presencialmente a Washington DC para participar en las reuniones anuales de otoño del Fondo Monetario Internacional (FMI), que encabeza Kristalina Georgieva, y del Banco Mundial (BM), de Ajay Banga, se encontraron con una agradable sorpresa, sobre todo porque contribuye a economizar los gastos en una de las ciudades más caras de Norteamérica, en momentos en que el superpeso ha perdido sus poderes. Nos dicen que pudieron estrenar la nueva estación del metro en el Aeropuerto Internacional Dulles para poder trasladarse al centro de la ciudad o lo más cerca de las sedes del FMI y el BM, que también colindan con la Casa Blanca. El costo por la tarjeta del metro por un día es el equivalente a 300 pesos, frente a casi mil pesos que cuesta un taxi.
Apuestan por combustible sustentable
Viva Aerobus, de Juan Carlos Zuazua, empezó a utilizar el combustible sostenible MY Sustainable Aviation Fuel (SAF, por sus siglas en inglés) de la empresa Neste, para sus vuelos desde el Aeropuerto Internacional de Los Angeles, en Estados Unidos. El año pasado la aerolínea firmó un acuerdo con Neste, que es el productor más grande de SAF, para la compra de un millón de litros para utilizarlos en vuelos desde la ciudad californiana hacia Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Mérida. El combustible está compuesto a 100% de residuos renovables y materias primas residuales, como aceite de cocina usado o restos de grasa animal. Con ello, se logra reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en 80% en comparación con la turbosina. Viva utilizará una mezcla con 35% de ese combustible.