La pandemia y el confinamiento está teniendo efectos dramáticos en la distribución de la riqueza y del ingreso en México y en el mundo. El Fondo Monetario Internacional sostiene que en el tiempo que llevamos confinados, hemos retrocedido al menos diez años en materia de pobreza: aquellos con menores recursos han sido los más lastimados tanto por el efecto en salud como por el impacto económico provocado por el confinamiento. A pesar del avance en el proceso de vacunación no sólo en México, sino en el mundo entero, es altamente probable que podamos volver a una relativa normalidad, sin riesgos de salud, hasta el próximo año. Esto implica que el retroceso en materia de combate a la pobreza podría ser aún mayor, al igual que la brecha de desigualdad.
No todos han perdido en este proceso. Algunos sectores han ganado, como el de telecomunicaciones, entretenimiento en casa, el e-commerce y otros muchos han perdido. La economía mundial se está reconfigurando, en el camino habrá ganadores y perdedores. Diversas empresas no volverán a abrir sus puertas, incluso empresas grandes y consolidadas, como las cadenas de restaurantes o los cines, han anunciado el cierre de diversos establecimientos con el impacto en el empleo que esto tiene. Por otra parte, el comercio electrónico se ha acelerado de un modo interesante. Otras actividades, como la educación, también se está transformando drásticamente. Hace apenas un año muchos docentes no nos imaginábamos dando clases a través de un monitor. Hemos tenido que dar el gran salto a la tecnología si queremos mantenernos en el mercado, y ahora es claro que en varias ocasiones la enseñanza a distancia puede tener más ventajas que la educación presencial.
Desde una computadora se puede tener acceso a herramientas y portales que son por mucho muy superiores al pizarrón tradicional y al gis o marcador. Algunas presentaciones son ahora más claras que cuando se realizan a través de dispositivos como los llamados “cañones”, de uso típico en las clases presenciales. Ahora se puede hacer uso no solamente las herramientas típicas que acompañan a cualquier equipo de cómputo, sino que existen muchos portales donde se pueden consultar noticias, artículos, documentales, etc. en el mismo momento en que la clase tiene lugar. En resumen, para varios, va a ser difícil regresar a dar clases de la manera tradicional. Esto aplica también para trabajos que han encontrado acomodo en la modalidad a distancia.
Todas las ventajas mencionadas anteriormente son posibles con al menos dos requisitos previos: 1. Tener conexión a internet y un dispositivo adecuado para el tele trabajo y, 2. Tener un espacio en casa donde el estudiante, o el empleado, se pueda aislar y realizar sus actividades sin interrupciones. Lamentablemente estas dos condiciones no se cumplen en miles, tal vez millones, de empleados y estudiantes. Tener una señal de internet decorosa es algo que algunas universidades públicas no tienen, ¿qué se puede esperar de hogares en condiciones de pobreza? Lo mismo ocurre con los dispositivos: éstos no están al alcance de toda la población.
Hay un enemigo adicional: el permanecer en casa sentado frente a una computadora puede hacer creer al resto de la familia que el estudiante, o el empleado, se están divirtiendo en redes sociales en lugar de estar trabajando. Esto puede generar un ambiente familiar tóxico poco adecuado para el estudio o el trabajo.
El trabajo a distancia está mostrando que el cielo y el infierno tienen dos puertas idénticas y que una está junto a la otra. El abatimiento de la pobreza tecnologica será posible cuando la mayor parte de la población logre tener buena señal de internet, dispositivos adecuados y que el resto de la familia entienda que el trabajo se puede realizar desde un monitor. De cumplirse estas condiciones, al término del confinamiento muchos tendrán habilidades que no poseían antes de la pandemia, lo que podría reflejarse en un mayor nivel de ingreso salarial.
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Es cada vez más intenso el proceso de vacunación en las zonas más pobres del país. Se ha criticado severamente al presidente por hacerlo de este modo, pues en las zonas rurales no hay conglomeraciones de personas que incrementen los contagios. Adicionalmente, no es el campo el sector que mayor impacto tiene en la economía y en el empleo. Las críticas son perfectamente válidas y tienen razón en los argumentos. Con todo, cualquiera que hubiera sido el proceso seguido para vacunar a la población, siempre habría críticos e inconformes y, nuevamente, las críticas serían válidas. Sin embargo, hay algo que no se le puede cuestionar a la 4T: el lema de campaña desde un principio fue “primero los pobres”; al respecto, este Gobierno es congruente con su lema de campaña. Que sea o no la mejor forma de inocular a la población, eso lo veremos en algunos meses, tal vez años.