Un tema que está llamando la atención en los principales medios de comunicación es el riesgo de estar en la antesala de una corrida bancaria que pueda detonar una nueva crisis financiera internacional. La quiebra de algunos bancos en Estados Unidos y Europa, definitivamente encienden las luces naranjas y rojas en el mundo entero. Sin embargo, hemos aprendido de otras quiebras, comenzando con la del Bank of America en 1929 que para algunos marcó el inicio de la Gran Depresión. En 2008 la declaración de quiebra de Lehman Brothers dio el banderazo de salida a otra gran crisis. Mi pronóstico es que sortearemos esta amenaza de tormenta y en poco tiempo todo volverá a la calma.

Los partidarios del libre mercado extremo plantean que prácticamente ningún sector de la economía debe regularse. La fábula de la oferta y la demanda indican que el mercado se regula solo. Es lo que se enseña en los libros de texto de economía en prácticamente cualquier nivel educativo y carrera donde se enseña economía básica. La necia realidad ha mostrado en varias ocasiones que la regulación es necesaria. La Gran Depresión de 1929 fue un parteaguas en términos de intervención del Estado en la Economía. Si alguien intentó rescatar al capitalismo de sí mismo fue John Maynard Keynes, que propuso abiertamente que el Estado interviniera en la economía para prevenir episodios de crisis. Aún hoy hay voces que dicen que Keynes estaba equivocado y que se debe dejar a los mercados en paz.

Los principales modelos teóricos de los libros de texto muestran un mundo donde las crisis económicas no existen o bien son un mero accidente del que se puede salir rápidamente sin intervención del Estado en la economía. La vida real muestra que las crisis son fenómenos recurrentes e inherentes al capitalismo, por lo tanto, los libros de texto fallan al momento de intentar explicar la realidad, pues en ésta las crisis aparecen periódicamente. Cuando se presentan episodios de crisis, los hacedores de política económica ocultan los libros de texto que se enseñan en las universidades y desentierran a Keynes y otros que sugieren que los mercados deben regularse.

El contexto actual recuerda episodios de crisis anteriores. En el mundo entero hemos aprendido que es importante que las autoridades monetarias y fiscales intervengan cuando se presentan riesgos de crisis que pueden exportarse al mundo entero. Esto es justamente lo que ya está pasando en los países donde se presentan riesgos de crisis bancarias.

Las “corridas bancarias” comienzan con la quiebra de un banco comercial. Los ahorradores pueden suponer que lo mismo ocurrirá con otros bancos y retiran su dinero, el retiro masivo de ahorros convierte en realidad lo que los ahorradores creían: el sistema se empieza a colapsar y se convierte en una profecía autocumplida.

A la quiebra de un banco en un país puede seguir la quiebra en otros lugares del mundo. Es una suerte de “efecto dominó” internacional. Para evitar que todas las fichas del dominó colapsen, es necesario detener su caída en algún momento. Esto es justamente lo que ya se está haciendo.

El riesgo de una crisis financiera que se inicie en la banca comercial es real y posible, pero poco probable. Mi pronóstico es que habrá nerviosismo en los mercados financieros y cambiarios durante algunos días, tal vez semanas, y después todo volverá a la normalidad. Sin embargo, si se empiezan a dar quiebras de más bancos en el mundo, entonces sí que Dios nos agarre confesados porque podríamos entrar en una nueva recesión o depresión global. Con todo, este último escenario lo considero poco probable. En algunas semanas lo veremos.

Docente del posgrado en Economía en la FES Aragón, UNAM, y en la UDLAP Jenkins Graduate School.

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