Las mujeres tenemos enfrente un reto que implica ponernos a prueba y ver hasta qué punto podemos deconstruir esos estilos, métodos, modos y prácticas que nos han dañado tanto como género, al grado de llevar introyectada la idea de que entre mujeres no podemos estar juntas ni difuntas o aquella otra, no menos lastimosa, que dice que, no hay peor enemiga de una mujer que otra mujer; dichos dolorosos pero que hasta hoy en día siguen siendo llevados a la práctica por nosotras, las mismas mujeres.
Recientemente he leído columnistas, muchos de ellos hombres, que prestan, rentan o venden felizmente su pluma para escribir atacando mujeres, desdeñándolas, cuestionando su legitimidad o aptitudes para acceder a puestos de mando o de poder, y a su vez, esas mismas plumas, escriben por encargo para enaltecer a otras mujeres describiendo las cualidades o idoneidad de esa otra que pagó, lo cual devela que es esa la que lanza los dardos cargados contra sus pares; eso no está bien, requerirá de un esfuerzo grande vernos no como competencia sino como cabeza de playa para que lleguemos todas.
En la 4T estamos obligadas a cortar con esas viejas prácticas que no han abonado en nada a construir un mundo en el que todas estemos seguras y con nuestra dignidad a salvo, sabemos que la transformación establece, por autoproclamarse tiempo de mujeres, que se imponga el que lleguemos todas y luchemos juntas, sin reparos, sin distingos. El reto es enorme y por ello debemos actuar con absoluta responsabilidad, compromiso y sororidad pues en nuestras manos está el futuro esperanzador que imaginan tantas niñas que se puede lograr.
No se excluye ni se exime a ninguna, de una fuerza o de otra, debemos unirnos como mujeres todas, trazar líneas de acción transgresoras, impulsarlas y ejecutarlas, desde su punto más básico como no ser generadoras ni portadoras de información en contra de la credibilidad, reputación o dignidad de alguna compañera, hasta ser para otras la mano que un día nos faltó para impulsarnos más lejos.
Evidenciar a quienes vendan o compren plumas para desprestigiar, atacar, para violentar mujeres, porque sabemos que en muchos de los casos son mujeres vs mujeres, las que juzgan, orquestan ataques, reproducen y difunden información falsa, injurias, califican y descalifican. No lo merecemos, porque estamos en otra etapa de la historia, somos llamadas a romper esos círculos violentos, a eliminar las competencias destructivas, se lo debemos a las infancias, por ti, por mi, por ella, por todas, hay que promover igualdad, equidad, paridad, tolerancia, salvaguardar los derechos humanos de todas.
Porque la tentación está ahí, el viejo método sigue ahí acechando para que a la menor debilidad se haga uso de él; si hemos de firmar pactos que sean de sororidad, pactos de paz, de impulso entre todas y todos, que nadie se quede fuera.
Hagamos extensivo el pacto para romper el pacto, los hay, hombres, que son aliados, que, en conjunto con nosotras, trabajan una agenda de género viable donde sea alcanzable la igualdad sustantiva. Hagamos realidad la utopía de vivir en armonía de géneros, que la lucha sea para cada día ser más humanos y menos divisores.
Principalmente logremos poner en alto, muy en alto, el enorme privilegio que nos da la vida de ser aliadas, practiquemos la sororidad, hagámosla efectiva, avancemos juntas más allá del discurso.
Maestra en derecho constitucional y derechos humanos