6 de abril de 2005. Durante su comparecencia, Andrés Manuel López Obrador se pronunciaba ante el Congreso de la Unión por el juicio de desafuero perpetrado en su contra. Comparecencia en la que se consagró como líder supremo de cientos de miles, millones, que no desistimos y luchamos cerca de él, codo a codo con él, por su claridad y profunda convicción humanista.

Estos párrafos, tomados del discurso de AMLO, en aquel 6 de abril, los traigo a modo de refrescar la memoria, sí, pero también de no olvidar de dónde venimos, por qué y para qué luchamos:

—Desde hace muchos años que lucho por mis ideas y lo hago apegado a principios, uno de estos es precisamente, hablar con la verdad y conducirme con rectitud.

Quienes me difaman, calumnian y acusan son los que se creen amos y señores de México. Son los que en verdad dominan, mandan en las cúpulas del PRI y del PAN. Son los que mantienen a toda costa una política antipopular y entreguista. Son los que ambicionan las privatizaciones del petróleo y de la industria eléctrica, algo que aún no consiguen tras la entrega sucesiva de los bienes nacionales. Son los que utilizan al Estado para defender intereses particulares y rescatar instituciones financieras en quiebra. Son los que manejan el truco de llamar “populismo” o “paternalismo” a lo poco que se destina en beneficio de las mayorías, pero nombran “fomento” o “rescate” a lo demasiado que se le entrega a minorías rapaces. Son los partidarios de privatizar las ganancias y de socializar las pérdidas. Son los que han triplicado en veinte años la deuda pública de México.

Son los que quieren perpetuar la corrupción, el influyentismo y la impunidad, que son sus señas de identidad. Son ellos los que tienen mucho miedo a que el pueblo opte por un cambio verdadero. Y ese miedo cobarde de perder privilegios los lleva a tratar de aplastar a cualquiera que atente contra sus intereses y proponga una patria para todos y patria para el humillado.

En México, desgraciadamente, el Derecho ha significado por lo común lo opuesto a su razón de ser; el Derecho que ha imperado ha sido el del dinero y el del poder por encima de todo; el Derecho de un modelo de país exclusivo para los privilegiados y el Derecho de destruir a quienes pongan en peligro ese modelo.

Nada, ni siquiera la aspiración al cargo más elevado de la República, podrá justificar el hacer a un lado la dignidad y los principios.

No soy un ambicioso vulgar. No llevaré a nadie al enfrentamiento. Todo lo que hagamos se inscribirá en el marco de la resistencia civil pacífica.

Ustedes me van a juzgar, pero no olviden que todavía falta que a ustedes y a mí nos juzgue la historia.—

¡Sí se pudo! Hoy AMLO es recordado y juzgado como el mejor presidente de la historia moderna de México; AMLO nos mostró el camino de la dignidad y la victoria, colocó como agenda prioritaria el combate de la pobreza y la desigualdad, puso en marcha la transformación del poder judicial, rescató la memoria histórica, el amor por México y nuestras raíces, así como la redignificación de nuestros héroes y heroínas. El poder no se mide por el cargo que se ocupa sino por la el nivel de influencia sobre las conciencias y el Obradorismo sigue vivo en millones de conciencias, millones seguimos haciendo historia bajo el liderazgo de nuestra presidenta y construyendo el segundo piso de la 4ta. transformación.

Maestra en derecho constitucional y derechos humanos

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