Aunque podría parecer que ya se ha dicho todo sobre el presupuesto de egresos de la federación, pero sus cifras siguen revelando implicaciones importantes en materia de desarrollo y crecimiento económico. De entrada, las prioridades en materia de gasto dentro del presupuesto son claras: programas sociales, y proyectos de inversión en infraestructura, lo que en conjunto suman un presupuesto de 1.5 billones de pesos.
Entre estos rubros, destaca una cuestión clave, y es la continuidad de la política de desarrollo de nuevos trenes. Sin embargo, me parece importante recordar que, detrás de estos proyectos de infraestructura estratégicos había una promesa: revertir el rezago económico del sur del país. De hecho, esto se logró, al menos de forma coyuntural. Hace apenas dos años diversos analistas señalaban que, por primera vez en la historia económica reciente, las entidades del sur del país crecían más que las del norte.
De hecho, los datos así lo corroboraban. Durante 2023, el Indicador Trimestral de Actividad Económica Estatal (ITAEE) apuntaba a que, el crecimiento económico a cierre de año fue de 13.0% para Campeche, 25.4% para Quintana Roo, y 5.6% para Yucatán. Por su parte, dos años antes, Tabasco presentaba un crecimiento de aproximadamente 24.0%, una tendencia que se sostuvo a lo largo de todo el 2022.
Por su parte, los resultados para el primer trimestre del 2025 muestran una realidad bastante contrastante. Por ejemplo, Campeche presentó una caída del 16.8%, Quintana Roo del 9.2%, y Tabasco del 12.3%, todas ellas con al menos tres trimestres de caídas consecutivas en su indicador de actividad económica.
Si bien estos datos no representan ninguna sorpresa, el tema se presenta pertinente en el marco del proyecto de presupuesto de egresos 2026, en el cual se señala que “la inversión estratégica continuará como motor de desarrollo regional”, siendo su principal base el desarrollo de trenes para pasajeros, entre los que destacan el tren Saltillo-Nuevo Laredo, el Tren Irapuato- Guadalajara, y el Tren México-Querétaro.
El proyecto estima una inversión en proyectos prioritarios de 536,806 millones de pesos, de los cuales al menos una quinta parte (104,576 millones de pesos) se destinará al desarrollo de nuevos trenes de pasajeros. Dentro del presupuesto de proyectos prioritarios también se estima destinar 30,000 millones de pesos al mantenimiento del tren maya, que por su ubicación y orografía sin duda los requerirá. Así como algunos otros proyectos de conectividad vial y trenes de pasajeros.
Es importante reconocer que, como proyecto turístico, los trenes de pasajeros han resultado una muy buena apuesta. Incluso, se puede plantear que han tenido beneficios en términos de movilidad local, una cuestión que ha quedado invisibilizada. Sin embargo, esto
no necesariamente se ha traducido en crecimiento económico sostenido, ni tampoco ha logrado detonar una dinámica de “desarrollo regional”, como lo demuestran los indicadores de crecimiento para las entidades federativas que anteriormente se vieron beneficiadas.
Asimismo, en el presupuesto de 2026, los proyectos dejarán de concentrarse en el sur del país, para convertirse en una estrategia de infraestructura a nivel nacional, con sus principales proyectos en la región bajío y en el norte del país. Entonces, lo que en su momento fue una política compensatoria, o dirigida a cerrar las brechas de crecimiento, se ha convertido en un esquema que, eventualmente, podría reproducir las desigualdades regionales.
Es también importante señalar que, dentro del presupuesto, no se identifican otros proyectos estratégicos que pudieran eventualmente detonar el desarrollo regional desde una perspectiva más equitativa. Del total del presupuesto de proyectos prioritarios de inversión, la mitad será destinado a PEMEX; mientras que otra empresa productiva del Estado de relevancia, como es la Comisión Federal de Electricidad (CFE), recibirá apenas 61 mil millones de pesos, lo que podría parecer insuficiente ante la creciente demanda de infraestructura eléctrica para la inversión privada.
En conclusión, más allá de los trenes, el presupuesto en proyectos de inversión estratégica refleja la falta de una política integral de desarrollo regional. En el corto plazo, es posible que estos proyectos tengan impactos en indicadores clave como el crecimiento económico, la inversión y el empleo, pero estos efectos demuestran no ser sostenibles en el largo plazo. Aunado a lo anterior, los costos de mantenimiento de la infraestructura es algo que no se refleja en el presupuesto de este año, mientras que, en los años subsecuentes, se tendrán que considerar como parte de las partidas.
En ese sentido, será importante o que se replanten los alcances del presupuesto, señalando que, en efecto, su contribución al desarrollo económico es limitada, o por su parte, se replantean las prioridades de manera que los proyectos de inversión tengan un mayor impacto en las comunidades en donde se desarrollan. De lo contrario, en temas de desarrollo, habrá muchas entidades que siguen esperando subirse al tren.






