La Ciudad de México es una de las megalópolis más complejas del mundo. Su complejidad reside no solamente en el tamaño de su población (9, 209, 944), la cual supera a la población de Monterrey (1,142,994), Guadalajara (5,268,642) y Puebla (1,692,181) juntas, sino en la intrincada relación entre población, territorio, economía y medio ambiente que la compone. Con esto en mente, presento un diagnóstico de los principales retos que enfrentamos actualmente los habitantes de la capital. Nos encontramos en un momento crucial que determinará el rumbo futuro de la ciudad en las próximas décadas; no podemos permitirnos perder más tiempo.
La más reciente encuesta de Enkoll arroja que, a pesar de la supuesta mejora que reflejan las cifras oficiales, la seguridad sigue siendo la principal fuente de desasosiego de los habitantes de la CDMX. No menos que el 59% de los capitalinos ubicaron a la inseguridad como la mayor de sus preocupaciones. Este contundente testimonio, aunado al meteórico ascenso de las defunciones “no determinadas” en la CDMX, apuntan a que el verdadero estado de la seguridad en la ciudad no aquel que se presume desde el gobierno.
La movilidad en la ciudad está en crisis y la seguridad vial presenta un franco deterioro. El metro, la espina dorsal del transporte metropolitano que permite a la CDMX conservar su desenfrenado dinamismo, ha sido descuidado hasta extremos peligrosos: la línea 1 del metro todavía sin reanudar su operación normal después casi dos años de cierre por mantenimiento; la línea 9 está operando al 75% de su capacidad y mantiene cerrada la estación Pantitlán, comprometiendo la conectividad del área conurbada; la línea 12 ha restablecido el servicio en sólo 14 de sus 20 estaciones a más tres años del fatídico accidente que causó la muerte de 27 personas aquel mayo de 2021.
No sólo el transporte es cada vez más lento e ineficiente en la ciudad, sino que transitar por las calles, ya sea como peatón, ciclista, motociclista o automovilista, se ha tornado más riesgoso. Sólo en 2022 se registraron 719 víctimas mortales de hechos de tránsito en la ciudad. Esta cifra representa un incremento de 19.2% en el número de muertes viales respecto a 2019. Estos datos indican que el Plan de Seguridad Vial 2020-2024, que tenía por objetivo lograr una disminución del 30% en este tipo de hechos, ha sido un fracaso.
El deterioro ambiental en la capital amenaza el bienestar de los capitalinos y compromete su salud. La mala gestión de los recursos materiales, el manejo irresponsable de los desechos y contaminantes y la acelerada reducción del suelo de conservación ponen en riesgo la habitabilidad de la ciudad. Se estima que la contaminación cobra la vida de entre 8000 y 14000 personas al año en la CDMX. La calidad de vida de los capitalinos está estrechamente vinculada a la calidad del medio ambiente. Esta relación continuará adquiriendo relevancia conforme se agudice la degradación ambiental y se acentúe el cambio climático.
La CDMX merece la oportunidad de desarrollar su pleno potencial. La capital necesita un gobierno orientado a mejorar la calidad de vida de sus habitantes y legisladores que estén a la altura de los retos que enfrenta. Es posible construir una Ciudad de México más sostenible, resiliente y justa. Estas son las causas que se tienen que defender en el Senado.
Diputada Federal
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