De acuerdo con la ONU, los avances hacia la igualdad de género en el mundo siguen siendo muy lentos. En efecto, a cinco años de que se cumpla el plazo para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030, solo 15.4 % de los indicadores del Objetivo 5, relativo a la igualdad de género, van por buen camino.

Y un aspecto fundamental de la igualdad de género, es el acceso a la salud. Debido a su biología, las mujeres tienen necesidades de salud específicas, en particular relativas a la salud sexual y reproductiva o a la salud mental. Aunado a esto, continúan existiendo barreras sistémicas que exponen a las mujeres a mayores riesgos para la salud, especialmente en países de ingresos bajos y medios.

Un ejemplo claro de la disparidad de género en salud son las enfermedades no transmisibles (ENT): dos de cada tres mujeres mueren a causa de una ENT como cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares o afecciones respiratorias, debido a una atención deficiente. La mayoría de estas muertes se producen en países de ingresos bajos y medios.

El envejecimiento es otro problema crítico. Si bien las mujeres suelen vivir cinco años más que los hombres, de acuerdo con un reporte de 2024 de McKinsey Health Institute, ellas pasan en promedio nueve años de sus vidas con mala salud, un 25% más de tiempo que los hombres, lo que afecta su capacidad de ser productivas y estar plenamente presentes en el hogar, en el trabajo y en la comunidad, y reduciendo también su potencial de ingresos. Esto subraya la urgente necesidad de una atención médica enfocada no solo en la longevidad, sino también en mejorar la calidad de vida.

Otro aspecto importante es el tema de los ensayos médicos, donde históricamente se ha privilegiado la participación de hombres. Este fenómeno se ha traducido en afectaciones reales, como mayores tiempos para ser diagnosticadas o más probabilidades de recibir un diagnóstico erróneo. Si bien la proporción de mujeres en los ensayos ha aumentado en años recientes, pasando del 9% en 1970 al 41% en 2006, las mujeres siguen siendo infrarrepresentadas en ensayos para enfermedades consideradas “masculinas”, como la insuficiencia cardiaca (29%) o la enfermedad coronaria (25%), cuando en realidad representen 51% de los casos de insuficiencia cardiaca y 46% de los de enfermedad coronaria.

Por otra parte, existen enfermedades cuya prevalencia e incidencia es mucho mayor en mujeres, como es el caso del hipotiroidismo, que es diez veces más frecuente en mujeres que en hombres. El hipotiroidismo es la causa más frecuente de enfermedad en la glándula tiroidea y afecta entre el 2% y el 5% de la población en México. Se presenta cuando la glándula tiroides no produce suficiente cantidad de hormona T4, causando que la glándula pituitaria, el hipotálamo o la tiroides misma no funcionen bien. Los principales síntomas que se presentan son: colesterol elevado, depresión, fatiga, caída de cabello pérdida de la memoria, extrema resequedad en la piel y estreñimiento. Afortunadamente, existe un tratamiento eficaz y asequible para el hipotiroidismo: se administra una hormona tiroidea sintética, que restaura los niveles hormonales y alivia los síntomas. Sin embargo, es fundamental para evitar complicaciones que este trastorno sea diagnosticado a tiempo. Si quieres conocer si presentas factores de riesgo de este padecimiento, te invito a contestar el sencillo test y consultar a un especialista.

Finalmente, de acuerdo con un reporte reciente de la OMS, la desigualdad de género se encuentra a la raíz de la crisis mundial en el sector de salud y de los cuidados. Esto tiene sentido, si consideramos que ellas representan el 67% de esta fuerza laboral, pero ganan en promedio 24% menos que los hombres, incluso considerando factores como la experiencia y la educación. Es fundamental para crear sistemas de salud verdaderamente equitativos y eficaces, que las mujeres ocupen mayores puestos de liderazgo y de toma de decisiones en el sector, desde los cuales impulsen un cambio sistémico, incluyendo políticas con perspectiva de género y más investigación sobre la salud de las mujeres.

La salud de las mujeres como un eje prioritario del desarrollo sostenible debe impulsarse desde todos los sectores. En este sentido, las empresas pueden y deben fomentar un entorno laboral saludable y una cultura organizacional que promueva el bienestar integral (cuerpo, mente y entorno) de sus colaboradores. Con esto en mente, y en el contexto del Día Internacional de Acción para la Salud de las Mujeres, organizamos el Foro “Claves para promover el bienestar integral de las mujeres en la empresa”, en donde abordamos la salud desde una perspectiva inclusiva, en donde participaron colaboradoras de Merck y de empresas aliadas de Pride Connection.

Director General de Merck México

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