Nuevos nombres y algunos que repiten están entre los recientes nombramientos de la Secretaría de Cultura federal. Como lo dijimos hace unos días, Marina Núñez Bespalova y Diego Prieto han sido ratificados, mientras que a Lucina Jiménez se le abrió la luz del mundo y de la burocracia dorada al ir ahora como directora general de algo que va a llamarse Formación y Gestión Cultural. Esperemos que San Naasón la ilumine mejor esta vez para que en su nueva encomienda no haga el tiradero que dejó como directora del INBAL, cuyas consecuencias se han visto en días recientes al paralizarse algunas de las principales instituciones de educación artística en el país debido al enojo de una indignada comunidad por los grandes pendientes de una gestión que varios califican de desastrosa… Quien también tendrá que encomendarse a sus propias deidades (Santa Teresita Franco y El Gran Jefe Ganso que Cae) es Diego Prieto, que el pasado viernes tuvo que salir de emergencia a dar un mensaje para apaciguar a las fuerzas vivas del INAH que ya están manifestándose ruidosamente para rechazar su ratificación debido a la vasta lista de lo que llaman agravios cometidos en su gestión anterior. No pinta nada bien la cosa porque, en lugar de la reconciliación, don Diego parece estar tomando el camino de la confrontación con su comunidad e incluso con medios de comunicación... O sea que en lugar de un bombero parece que hay un hombre bomba que puede redituarle más daños que beneficios a la decisión de ratificarlo de sus jefas, la secretaria de Cultura, Claudia Curiel, y la presidenta Sheinbaum, porque en lugar de aplacar las crisis en curso don Diego le está echando más leña al fuego. Por el bien del INAH y de los planes de la presidenta Sheinbaum, ojalá el funcionario se ponga a trabajar y a resolver en lugar de estar pelándose con inexistentes aluxes con tranchetes…
Escríbanos a columnacrimenycastigo@gmail.com