¿Qué pasó con una de las ofrendas de Día de Muertos más icónicas de la capital del país? Nos referimos a la que ha montado durante años el Museo Dolores Olmedo, originalmente allá por los rumbos de Xochimilco y muy recientemente en Chapultepec. Lo decimos porque, mientras en los museos de la Ciudad de México las ofrendas ya han sido montadas, están en los últimos arreglos o por lo menos ya han sido anunciadas, es muy notoria la falta de información sobre la del Dolores Olmedo. Desde que lamentablemente cerró ese museo ubicado en Xochimilco, el montaje dedicado al Día de Muertos había sido instalado en espacios de Chapultepec, pero hasta ahora el museo no ha hecho ningún anuncio para visitar su tradicional ofrenda. El año pasado empezó a anunciarla desde septiembre, pero este año no hay señales de que se podrá visitar. Mientras tanto, en Parque Aztlán, futura y cuestionable sede de la colección Olmedo, se anuncia el “Festival de Calaveras”, pero ahí ni sus luces de la tradicional ofrenda mexicana. Una pena que las genuinas tradiciones de la capital del Día de Muertos también mueran. Si doña Lola Olmedo resucitara, se nos volvería a morir del disgusto con tantas cosas qué lamentar alrededor del patrimonio que creó y que quiso compartir tan generosamente con el pueblo de México cuando ella ya no estuviera... Ni modo, parafraseando el refrán: “Una propone y dios dispone, llega la muerte y la familia lo descompone”.
Las extrañas numeralias del Festival Cervantino
A más de uno le quedó el ojo cuadrado tras escuchar las cifras de cierre del Cervantino. Por ejemplo, la asistencia disminuyó un 8%, pero milagrosamente la derrama económica aumentó un 20%. Tras dar un incompleto balance, la directora del FIC, Mariana Aymerich, salió veloz y huyó de los medios.
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