Esta columna, que ya quisiera abordar otros temas, nomás no puede porque con las cosas que ocurren en la dependencia encabezada por don Diego Prieto, es imposible. No salen de una para empantanarse en otra. Lo decimos porque ahora se reactiva el caso contra el arqueólogo Fernando Cortés de Brasdefer, a quien, en un inquietante citatorio conocido esta semana, llaman a cuentas para que el 5 de noviembre se presente en la Ciudad de México para interrogarlo por su “presunta responsabilidad administrativa”. Como nuestros fieles lectores recordarán, el arqueólogo ha pisado callos en esa dependencia al denunciar con pruebas las afectaciones que las obras del Tren Maya han causado en el patrimonio arqueológico del país. No ha sido el único investigador del INAH que lo ha hecho, pero sí el más llamativo de todos porque, por su especialidad y credenciales, es una voz con gran conocimiento de causa para hablar del tema. Otros arqueólogos, desde la confidencialidad, también han manifestado su desaprobación con las obras de salvamento, pero Cortés de Brasdefer ha sido el único que abiertamente ha manifestado su protesta, por eso se ha convertido en blanco de acoso, descalificaciones, difamaciones e intentos de desprestigio. El citatorio, y en sí los modos de tratar este penoso asunto, no prueban nada contra él, pero, ahhh..., cómo tiznan; como diría el expresidente López Obrador, “la calumnia cuando no mancha, tizna...” Así que la mala obra contra Cortés de Brasdefer está en marcha con una tirria que comienza a recordar la delirante persecución contra un grupo de científicos incómodos dirigida por la exdirectora del Conahcyt, María Elena Álvarez-Buylla en el pasado sexenio. Dicen que hasta en el entorno de la ahora presidenta Sheinbaum aquello fue lamentado como un exceso contra los investigadores acosados. ¿Va de nuevo el hostigamiento, pero ahora en el INAH?, ¿la presidenta Sheinbaum y la secretaria de Cultura, Claudia Curiel, corresponsables al fin de lo que ocurre en el INAH, terminarán con las manos tiznadas por este asunto si el gobierno termina siendo señalado aquí y en el exterior como represor de investigadores críticos? Uf. Escríbanos a columnacrimenycastigo@gmail.com