se robó el escenario en el cierre de precampaña de y no fue por la muestra de su talento. Más allá de la voz desentonada al cantar el Himno Nacional, la coordinadora de enlace con la comunidad cultural cambió la letra a “Mexicanas al grito de guerra” y al decir horrores como “el acero apresad y el bridón”, etcétera. La cantante de ópera aseguró en un video que fue un desliz y presentó la pobre excusa de que cuando ella saluda dice “hola a todos, todas y todes”... lo que no fue suficiente explicación porque, ¿cuál es la correlación entre una cosa y la otra? Orozco minimizó el error y se escudó con una crítica (muy clasista dirían en el Movimiento) hacia las personas que escuchan música urbana: “Ahora resulta que los que escuchan un sólo tipo de música ya son expertos en canto”, dijo la cantante tras hacer una imitación burlona de la voz de los reggaetoneros. ¿Qué pasó con aquello de que en la Cuarta Transformación ya estaba más que superada la división de alta y baja cultura? Más allá de los derrapes de Orozco, lo que hay que destacar es que la cantante “exquisita e inalcanzable”, que ahora le entra a la política, desconoce la ley, pues en el artículo 38 de la Constitución Mexicana se dice que no se puede alterar la letra del Himno Nacional (y eso se aprende en la primaria, no es que se tenga que ser cantante de ópera para saberlo). La cereza del pastel es el hecho de que apenas hace tres meses la bancada de diputados de Morena propuso castigar hasta con cuatro años de cárcel a quien interprete mal el Himno Nacional… Ironías de la vida, ¿no?

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