Después de esperar la cacareada ampliación del presupuesto al Sector Cultura en 2026, los diputados decidieron una reasignación de mil 985.5 millones de pesos para el próximo año, que apenas llegará así a 15 mil 082.9 millones, o sea, con todo y la asignación, Cultura suma apenas 1.4 millones más que este año; pero es peor aún porque eso significa que es prácticamente el mismo presupuesto que en 2025: 15 mil 081.5 millones. En un primer vistazo parece que queda tablas, pero al hacer el cálculo con la inflación estimada del 4.79% para el próximo año —con base en el deflactor del PIB para 2026 de la política económica—, representa una reducción. La variación nominal es del 0% y la variación real representa el 4.6% menos. O sea, los dineros serán menos para alimentar las varias bocas y boquitas que le han aumentado a la Secretaría de Cultura federal, pues no sólo ha crecido la infraestructura a su cargo y con ello la exigencia de recursos para mantenimiento y nómina, sino que hay una crisis en la infraestructura de educación artística que la secretaria ha prometido subsanar, proyectos pendientes y un arrastre de pagos a trabajadores cada año. Con esa reasignación ¿cómo Claudia Curiel de Icaza va a multiplicar los peces y los panes? Pero otro rubro que por acá nos preocupa es el sector de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, al que le han reasignado 2 mil 500 millones a su presupuesto para 2026. Ejercerá 37 mil 360.8 millones, que comparado con el presupuesto de 2025 (33 mil 295 millones de pesos), representa un aumento de 4 mil 064.9 millones; sin embargo, con la inflación estimada para 2026, representa una ampliación en la variación nominal de 12.2%, pero la variación real será de sólo el 7.1% más respecto a lo asignado en 2025. Es alguito más de dinero, pero no olvidemos que ahora opera una Secretaría con muchos hijitos y becas y centros y programas que alimentar. Escríbanos a columnacrimenycastigo@gmail.com

