Un día después de que fue revelada como la próxima secretaria de Cultura del país por la virtual presidenta electa, Claudia Curiel de Icaza inició sus reuniones para la entrega-recepción de la Secretaría de Cultura federal. Ese día se reunió con Alejandra Frausto en la Fonoteca Nacional, desde entonces ha habido más encuentros; seguramente Claudia Curiel ya ha tenido también contacto con una figura central en el equipo de Frausto que, según los enterados, es el poder detrás del poder de Frausto, y será clave en el traspaso de la administración, nos referimos a Ximena Molina Petrich, jefa de la oficina de la actual secretaria de Cultura.A Ximena Molina, una funcionaria odiada pero también temida dentro de la Secretaría de Cultura, se le culpa de bloquear, intrigar y haber tenido serios conflictos con muchos de los 23 altos funcionarios que renunciaron o fueron despedidos a lo largo de la actual administración. Muchas bajas, entre ellas las de los subsecretarios Édgar Sanjuan y Natalia Toledo, y los directores de Asuntos Jurídicos y de Administración, Salvador Cacho y Hugo Huesca, respectivamente. 23 bajas en esos niveles, en efecto, son muchas bajas. Esa inestabilidad en el equipo y el mal clima laboral sin duda sumaron a algunos fracasos en los proyectos de la secretaria Frausto, quien dejó muchas decisiones relevantes en manos de su poderosa jefa de oficina.Dentro de la Secretaría de Cultura se dice que la opinión de Molina ha pesado mucho para la configuración (o desconfiguración) del equipo actual. ¿Pero en verdad una funcionaria que parece de segundo orden puede tener tanta influencia? Pues para sorpresa de algunos parece que sí, porque incluso Ximena Molina logró impulsar que su padre, el antropólogo Margarito Molina, fuera designado en 2019 como director del Centro INAH en Quintana Roo. Ahí Margarito Molina ha sido clave para sumar datos alegres a la construcción del Tren Maya y servir de patiño a la dirección del INAH para acallar críticas sobre las obras que han dañado el patrimonio cultural y natural en Quintana Roo. Y todo queda en familia como si esto fuera Sicilia o Atlacomulco (pero dicen que no son iguales...)Ximena Molina ya sobrevivió a un cambio de sexenio, porque pasó de ser secretaria particular de la anterior titular de Cultura, María Cristina García Cepeda, a ser jefa de la oficina de Alejandra Frausto. Más que talento lo que seguramente aportó para conservar su privilegiado puesto fueron sus profundos conocimientos sobre los tejes y manejes de la administración pasada. Es decir, vendió los secretos de sus antiguos patrones por unas buenas monedas como directora de área. ¿Buscará hacer lo mismo ahora con la secretaria Curiel? Será una gran tentación mantenerla de informante sobre las miserias y vergüenzas en la administración de Alejandra Frausto, en un segundo cambio de lealtades. Pero claro, ¿quién le asegura a la secretaria Curiel que algún día, en el futuro, la funcionaria Molina no cambie de lealtades por tercera o cuarta vez...?
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