Hace unos días hablábamos de los golpes a la cultura en Sinaloa, y ahora tenemos que hablar de lo que ocurre al otro lado del país, en el Golfo de México, específicamente en , donde la gobernadora Rocío Nahle, decidió hace algunas semanas la desaparición de la efímera Secretaría de Cultura local, para fusionarla con la Secretaría de Turismo. “Con esto nos ahorraremos recursos”, dijo la gobernadora para justificar la extinción de la dependencia que apenas había sido creada en enero de 2024 por el anterior gobierno veracruzano encabezado por Cuitláhuac García. El trámite administrativo está en marcha y con ello Veracruz se quedará sin secretaría de Cultura ni Instituto Veracruzano de la Cultura, la antigua y apreciada dependencia que desapareció para dar paso a lo que ahora también se esfuma.

Nos cuentan que después de un “diagnóstico”, “se detectó” que había duplicidad de funciones y tantán, nada que arreglar ni ajustar sino a la basura con la Secretaría de Cultura. En el organigrama del gobierno de Veracruz la dependencia ya no aparece y la inquietud de la comunidad artística local ya se ha manifestado a través de algunas protestas y cartas en las que piden no confundir la vida cultural con una actividad mercantil turística, no retroceder en las políticas públicas culturales del estado, no escatimar recursos para la cultura y la educación y, en suma, no violar los derechos a la cultura de los veracruzanos. Uf. Con tan neoliberales decisiones ahora ¿cómo se administrarán los espacios culturales del estado, cómo se cuidará el patrimonio histórico y artístico que le toca preservar y cómo se fomentará la cultura y las artes entre los veracruzanos? Por lo visto en Veracruz hay recursos para alimentar otras bocas, pero no las de la cultura y la educación.

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