Nos alegra saber que hay suficiente presupuesto en el Sistema Nacional de Investigadores para que la señora Beatriz Gutiérrez Müller pueda ascender al nivel II como investigadora en menos de tres años. Seguro que para la profesora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla la vida debe ser dura con su sueldo más los 200 pesos que trae en la cartera su señor esposo, el Presidente.
La comunidad académica sólo lamenta que para asegurarle el lugar a doña Bety dejen a su suerte un número desconocido de investigadores del SNI, a quienes se les avisó en mayo que les quitaban el apoyo por “insuficiencia presupuestaria”, y a los investigadores que no pudieron inscribirse o renovar su periodo como miembros del SNI porque la plataforma de Conahcyt, Rizoma, falló y no fueron atendidos. Ni qué decir de los de estudiantes de posgrado de universidades públicas a los que se les negó la beca Conahcyt porque si bien no se ha reducido el presupuesto del Programa Nacional de Posgrados de Calidad, sí ha habido un subejercicio del presupuesto para pasarle fondos al SNI.
Paola Soto, una dramaturga valiente
Nos dicen que hace unos días, en el anuncio de los ganadores del Circuito Nacional de Artes Escénicas Títeres y Objetos Chapultepec 2023, una de las invitadas, la dramaturga Paola Soto, se atrevió a decir algunas verdades incómodas para la burocracia cultural. Mencionó la reducción presupuestal de 40% en las artes en esta administración y el constante castigo a la cultura. Antonio Zúñiga, director del Cenart, donde se realizó el evento, le quiso dar un poco la vuelta al tema y pidió que mejor se viera lo bonito y no lo feo: o sea, que el Circuito es un programa nuevo. La mayoría de los asistentes hizo oídos sordos y aparentó, como bien sabe esta administración, que estamos en el país de aquí-no-pasa-nada.
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