Al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura le llevó poco más de seis meses emprender una acción en contra de la empresa de vigilancia SEICSA, que contrató por outsourcing. En noviembre de 2022, vigilantes de museos del INBAL se quejaban de la falta de pago de sus salarios, pero también de las malas condiciones laborales de la empresa. Entonces, el INBAL reconoció que el atraso en los pagos era por un adeudo que tenía con la empresa y que cubrió casi de inmediato, aun así, los pagos cayeron a cuentagotas para los trabajadores, quienes incluso en diciembre denunciaron que no habían recibido su aguinaldo. Pese a que las quejas de las malas condiciones fueron externadas por parte de los trabajadores a medios y a sus jefes en los museos, el INBAL decidió hasta este miércoles iniciar el proceso de rescisión de contrato. ¿La razón? Una vez más, el impago a sus trabajadores. Ahora, el Instituto se apoya con personal de base, de mediación y equipos curatoriales, así como en la redistribución del personal de seguridad para la vigilancia de sus recintos. Vio las bandera rojas desde hace meses, pero se tardó en reaccionar.
Lee también: Antigua canoa encontrada en cenote cerca del Tren Maya fue utilizada en ritos mayas
El misterio de los fraudes y la plataforma Telar
Hace unos días, el Consejo Nacional de Danza denunció, a través de redes sociales, una serie de intentos de fraude que sus integrantes han sufrido desde hace unos meses, además exigió a la secretaria de Cultura federal la protección de datos personales para todos aquellos miembros de este Consejo que se registraron en el sitio Telar, “que se teje con los registros culturales de México”, según la página web de la plataforma. Sin perder mucho tiempo, la secretaria de Cultura lanzó un comunicado donde se deslindó de la situación, además afirmó que no se han registrado vulneraciones de seguridad o ataques cibernéticos en sus servidores web. Sin embargo, testimonios en redes sociales han dado cuenta de estos fraudes, que consisten en llamadas telefónicas a artistas o agentes culturales registrados en Telar, a los que se les ofrece altos puestos de trabajo en la secretaria de Cultura con la condición de realizar transferencias bancarias para “asegurar la plaza en el sindicato”.
¿El común denominador? Datos precisos e información confidencial vertida en Telar. Con muchas preguntas y pocas respuestas, la secretaria de Cultura fue contundente: “Nosotros no fuimos, nosotros no ofertamos plazas y nadie ha vulnerado nuestra seguridad”. ¿Punto final? Desde luego que no. Hay cosas inquietantes que estamos investigando.
Escribanos a columnacrimenycastigo@gmail.com