Por AILEEN MENDOZA

Mientras estas líneas se escriben, millones de personas en el mundo viven entre muros que, lejos de ofrecer refugio, deterioran su salud y contribuyen silenciosamente al colapso ambiental. La arquitectura, en su esencia, nació para ofrecernos abrigo. ¿En qué momento permitimos que los espacios diseñados para protegernos se convirtieran en amenazas para el planeta y para nosotros mismos?

Cuando hablamos de construcción sustentable, solemos pensar en reducir emisiones. Pero el desafío es mucho más profundo: implica revisar cómo concebimos, habitamos y transformamos los espacios que nos rodean. Porque sí, muchos de nuestros edificios nos enferman. Lo vivimos durante la pandemia, encerrados en interiores mal ventilados, mal iluminados, hostiles al cuerpo y a la mente. La OMS incluso reconoce el Síndrome del Edificio Enfermo: un conjunto de síntomas físicos y emocionales derivados de espacios mal diseñados.

Y aquí un dato clave: la mayoría de los edificios que habitaremos en las próximas décadas ya están construidos. Muchos fueron concebidos ignorando su impacto en la salud humana y ambiental. El sector de la construcción es uno de los mayores emisores de CO₂ y consumidores de recursos. Por eso, no basta con levantar nuevos edificios verdes. La urgencia está en repensar lo que ya existe.

Ahí entra en juego el concepto de retrofit o reconversión sustentable: modificar edificaciones existentes para mejorar su rendimiento energético, su impacto ambiental y su habitabilidad. No es solo remodelar: es adaptar, alargar la vida útil de lo que ya tenemos, volver habitable lo que dejamos atrás. Es una forma de reconciliarnos con el entorno construido.

Pero más allá de la técnica, el verdadero cambio es cultural. Hemos normalizado una arquitectura desechable, en la que lo viejo se sustituye sin pensar. Cambiar esta lógica implica valorar, adaptar y habitar conscientemente. ¿Por qué seguir invirtiendo millones en nuevas construcciones “sustentables” si los edificios actuales concentran tanto potencial de transformación?

La reconversión bien entendida no solo cuida el planeta: mejora la salud, reduce gastos, y puede generar bienestar colectivo. Volver a ver nuestros edificios como refugios, no como cargas, es un acto de responsabilidad ambiental y social.

Este giro de mirada ya está tomando forma. Un ejemplo es el libro Arquitectura y Sostenibilidad: Diseñando Espacios en Armonía con la Naturaleza, que se presentó el 21 de mayo en la Casa de la Cultura de Tlalpan, Ciudad de México, auspiciado por Earth & Life University. Un esfuerzo por acercar teoría y práctica, saber científico y acción cotidiana.

Repensar lo construido es quizás el primer paso hacia un futuro donde la sostenibilidad no sea un adorno, sino el principio que rija cada decisión sobre el espacio que habitamos. Porque el mejor edificio del mañana podría ser el que hoy decidamos reparar.

Profesora de la Earth & Life University y colaboradora para Celsius Media.

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