La respuesta inmediata sería que sí y, en ese sentido, los usuarios más vulnerables deberían recibir la misma consideración de seguridad que los demás, usualmente más protegidos. Sin embargo, no hemos aplicado las mejores prácticas ni las inversiones necesarias que lo reflejen.

Por: Roberto Aguerrebere Salido, Nadia Gómez González y Alberto Mendoza Díaz
 

Cada año fallecen en México, tanto en carreteras como en vías rápidas, vialidades y calles urbanas, más de 15 mil personas a causa de los accidentes de tránsito, siendo al menos el 36% de ellas, o sea, más de la tercera parte, usuarios vulnerables: peatones, ciclistas y motociclistas.

De acuerdo al Anuario Estadístico de Accidentes en Carreteras Federales, solamente en este ámbito y en 2019, se reportaron 1,523 colisiones contra usuarios vulnerables dejando un saldo de 678 personas muertas (22.3% del total) y 1,068 lesionadas (12.7% del total). La mayor cantidad de colisiones contra usuarios vulnerables involucra motociclistas, siendo este tipo de usuarios los que reportan la mayor cantidad de víctimas (371 muertes y 780 lesionados); el segundo lugar tanto de colisiones como de víctimas son los atropellamientos a peatones (256 personas fallecidas y 229 lesionadas). Estas víctimas se pueden evitar si se ponen en marcha algunas recomendaciones orientadas a mejorar la seguridad de estos usuarios vulnerables.

Las medidas de mejora que se proponen están dirigidas a dos de los factores involucrados en la ocurrencia de accidentes de tránsito:

1. El diseño y estado de la infraestructura vial y su entorno: es importante diseñar y mantener las vialidades para todos los usuarios, proporcionando espacios seguros para los usuarios vulnerables. Algunas de las principales recomendaciones en este sentido son:

a. Hacer una gestión efectiva de la velocidad de circulación de los vehículos motorizados, colocando dispositivos reductores de velocidad y modificando los límites permitidos de acuerdo a la proximidad y frecuencia de la presencia de usuarios vulnerables.

b. En carreteras, colocación de barreras o defensas de seguridad con protección diseñada para motociclistas, o en su defecto, colocación de dispositivos de seguridad que eviten el impacto del motociclista con el poste de las barreras.

c. Especialmente en zonas urbanas y suburbanas, construcción de vías segregadas para los tres tipos de usuarios vulnerables, con especial énfasis y atención en aquellos sitios con alta concentración relativa de alguno(s) de ellos.

d. Tanto en zonas urbanas como rurales, colocar y mantener iluminación y señalamiento suficiente para que los peatones y ciclistas que circulan al costado del camino o lo cruzan, sean visibles en todo momento.

e. Asignar sitios lógicos, visibles y seguros para el cruce de peatones y ciclistas, buscando que el diseño de la infraestructura favorezca y proteja al usuario que realiza un mayor trabajo físico en su desplazamiento, construyendo pasos inferiores o superiores vehiculares, de forma que los usuarios vulnerables puedan atravesar a nivel de calle.

f. Proporcionar espacios seguros para los usuarios de transporte público, ofreciendo en paradas, paraderos y terminales, zonas seguras de acceso, espera, ascenso y descenso, además de bahías apropiadas y suficientes para los vehículos de transporte, bien ubicadas y correctamente señalizadas.

2. La educación y comportamiento de los usuarios: crear una cultura vial es muy importante para proteger la vida de los usuarios; esta cultura debe inculcarse desde edades tempranas. Para este caso, las recomendaciones son:

a. Choferes de vehículos pesados: los operadores de vehículos de carga y autobuses son los usuarios más “fuertes”; son los operadores profesionales de los vehículos más grandes de carreteras y vialidades de entre todos los usuarios, por lo que debe inculcárseles el deber de ser ejemplo de conciencia y comportamiento seguro y de respeto a los demás usuarios, además de a los reglamentos de tránsito en carreteras federales y caminos estatales.

b. Automovilistas y choferes de vehículos ligeros de carga: son los usuarios de caminos y vialidades más frecuentes y, junto con los choferes de vehículos pesados, también “fuertes” y protegidos, por lo que deben conducirse con la máxima precaución, conociendo y respetando los reglamentos de tránsito y la vulnerabilidad general de los demás usuarios.

c. Motociclistas: respetar los límites de velocidad, usar equipo (atuendo) de protección adecuado, casco bien colocado, circular en su carril y no rebasar serpenteando entre vehículos; cuidar de los usuarios más vulnerables.

d. Ciclistas: usar casto de protección, circular por la extrema derecha y, en lo posible, por lugares visibles, usar ropa reflejante, además de, preferentemente, con luces delantera y trasera para circular al atardecer y de noche.

e. Peatones: usar los pasos peatonales; en cruceros con semáforo, esperar a que se tenga el verde peatonal o el rojo vehicular para atravesar la vialidad; de ser posible, en carreteras, usar ropa reflejante para mejorar su detección.

f. Peatones en procesiones o peregrinos: circular por el acotamiento y siempre con vehículos piloto de acompañamiento, que vayan por el carril de extrema derecha, para que sirvan como barrera de protección entre el flujo vehicular de mayor velocidad y los usuarios vulnerables; usar siempre ropa reflejante y no invadir los carriles con flujo vehicular.

Las medidas de mejora aquí descritas son recomendaciones generales. Para medidas específicas y tratamientos focalizados será necesario llevar a cabo una auditoría de seguridad vial y/o un análisis de sitios o tramos de alta siniestralidad.

Comité de Infraestructura del Transporte, CICM.

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