Alma Rosa Huerta Vergara
Integrante del Comité de Medio Ambiente y Sostenibilidad
Oscar A. Escolero Fuentes
Invitado del Comité de Medio Ambiente y Sostenibilidad
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, para el 2050, el 66% de la población mundial vivirá en ciudades. Este acelerado crecimiento poblacional en los centros urbanos representa importantes desafíos al medio ambiente y el bienestar social, especialmente si se sobrepasa la capacidad y diseño de las ciudades para albergar a un gran número de habitantes. Entre los desafíos a enfrentar destacan: el uso de energías no sostenibles, mayor emisión de gases de efecto invernadero, incremento de desechos tóxicos, contaminación del aire y del agua, degradación ambiental, desarticulación en la planificación urbana, problemas en el transporte y movilidad, disminución de la seguridad, afectaciones a la salud, desigualdad social, etc.
A los anteriores desafíos se suma la presencia de infraestructura obsoleta que presenta fallas en los servicios y, en consecuencia, afectaciones a la población. Por lo tanto, a medida que las ciudades y su población crecen, es indispensable contar con infraestructura más inteligente y resiliente, capaz de generar espacios que contribuyan al bienestar social, empatando con la preservación, aprovechamiento y mejora de los espacios verdes y recursos naturales. Para lograr lo anterior, se requiere que los modelos de desarrollo urbano conciban a las ciudades como sistemas dinámicos y en proceso de transición hacia la sostenibilidad. Este proceso demanda estrategias de diseño que contemplen tecnologías novedosas de información y comunicación para mejorar los sistemas urbanos (como los servicios públicos), reducir el impacto ambiental y satisfacer las necesidades de la población, al mejorar su calidad de vida. Estas tecnologías ayudan a monitorear y gestionar de manera más eficiente los recursos y servicios a través de sensores, dispositivos conectados a Internet, sistemas de información geográfica (GIS), sistemas de transporte inteligente, iluminación inteligente, etc.
A nivel mundial se plantea que las ciudades deben ser resilientes y sostenibles, para lo cual se requiere que las áreas urbanas se conviertan en centros de innovación tecnológica y fuente de iniciativas que procuren crecimiento económico con menor emisión de gases de efecto invernadero, mayor ahorro de energía y modernización de espacios e infraestructura. En el contexto de sostenibilidad urbana, además de las tres dimensiones de la sostenibilidad: la social, ambiental y económica, se requiere considerar una cuarta dimensión: la física, que representa la “columna vertebral” de las ciudades, es decir, la infraestructura. A este respecto, es importante replantear la planificación y construcción de infraestructura de manera articulada y no aislada, considerando que las ciudades conforman sistemas complejos en donde cualquiera de sus elementos incide en los otros.
El reto es hacer frente a temas de medio ambiente, infraestructura, movilidad, seguridad, salud, economía, etc., desde la perspectiva de problemas complejos a través del desarrollo sostenible, con la finalidad de optimizar la eficiencia de los sistemas urbanos y logrando equilibrio entre la protección al medio ambiente, el desarrollo económico y la equidad social. Este proceso conlleva a una mejora en la calidad de vida a los habitantes a través de una buena gestión de recursos (naturales y energéticos), minimizando su demanda, disminuyendo los niveles de desechos y contaminación, e impulsando a su vez el crecimiento económico y la justicia social y ambiental. Estas metas se ven reflejadas ya en algunos modelos de ciudades sostenibles, como las ciudades compactas y las eco-ciudades. Ejemplo de esta transición a ciudades sostenibles y/o inteligentes son Copenhague (Dinamarca), enfocada en reducir sus emisiones de dióxido de carbono implementando y ampliando su red de ciclovías; Ámsterdam (Países Bajos), líder en la gestión de residuos, eficiencia energética y transporte sostenible; Barcelona (España), con modelos innovadores en la gestión de residuos, que incluyen la separación de residuos en diferentes categorías para su reciclaje o reutilización; Singapur (Singapur), con una excelente eficiencia energética y un enfoque circular en la gestión del agua; y Estocolmo (Suecia), comprometida a ser una ciudad sostenible a través de iniciativas enfocadas en reducir su huella de carbono.
La transición a este tipo de ciudades involucra un actuar interdisciplinario y colaborativo entre diversos actores, en donde además de la participación de las autoridades, iniciativa privada y academia, la ciudadanía juega un papel clave, al ser el principal usuario de los servicios que ofrecen las ciudades. En este proceso colaborativo, la sociedad tiene la responsabilidad de ejecutar las medidas que contribuyan a la salud y bienestar. Estas acciones incluyen desde la disminución de patrones de consumo que contribuyan al incremento de emisión de gases de efecto invernadero, hasta el aprovechamiento máximo de recursos como el agua y la energía, utilizando la menor cantidad de éstos y generando menos residuos.
Las ciudades inteligentes y sostenibles se caracterizan por incluir la participación ciudadana en la toma de decisiones a través de tecnologías que la motiven y la transformen, con el fin de alcanzar ciudades mejor adaptadas, saludables y prósperas, tanto en el presente como en el futuro.
En el marco de un desarrollo urbano sostenible, el Comité de Medio Ambiente y Sustentabilidad del Colegio de Ingenieros Civiles de México trabaja en estrategias y propuestas que incluyan una visión interdisciplinaria para abordar problemas complejos que incidan en la calidad de vida de los ecosistemas y de la población, buscando establecer metas y objetivos transversales con distintas áreas, para encaminar a nuestras ciudades y a nuestro país hacia un desarrollo sostenible.