Por Rodolfo E. Valles Mattox
Miembro de los comités de seguridad estructural y gerencia de proyectos.
Colegio de Ingenieros Civiles de México
Rascacielos, suelen llamarse a estas estructuras que, con su altura, buscan generar espacios habitables y seguros en nuestras congestionadas ciudades, reduciendo las distancias y tiempos de traslado.
La definición de rascacielos ha cambiado conforme la tecnología y la escala de estas estructuras ha ido aumentando. Su historia empieza en 1885, cuando el edificio Home Insurance Building, considerado como el primer rascacielos, es inaugurado en Chicago. Contaba con 10 pisos y 42 metros de altura, altura común en varias de nuestras ciudades, y con tecnología de acceso bastante generalizado hoy en día, pero en ese momento representaba la cúspide en el desarrollo tecnológico en materiales, sistemas constructivos y elevadores.
Abierta la posibilidad de conquistar las alturas, una sucesión de edificios emblemáticos fue marcando cada vez un nuevo récord, en algunos casos en franca competencia, como sucedió en Nueva York entre 1929 y 1931, cuando el edificio Woolworth ostentaba el récord con 241 metros, y los edificios 40 Wall Street y Chrysler estaban en desarrollo. El 40 Wall Street con 283 metros es el primero en rebasar la marca del Woolworth a mediados de noviembre de 1929. El equipo Chrysler, determinados a convertirse en el más alto, rediseño y obtuvo permiso para varios cambios al proyecto, incluyendo edificar una aguja de 38 metros de altura que mantuvieron en secreto hasta que fue instalada. De esta forma, con 319 metros (incluyendo la aguja) el edificio Chrysler se convierte en el edificio más alto a finales de mayo de 1930. Su récord duró 11 meses, hasta que el Empire State Building, a unas cuadras de distancia, pero con 443 metros de altura, lo rebasara a principios de mayo de 1931.
Estas estructuras, y las que siguieron, se han convertido en íconos urbanos, generando admiración y asombro, materializando el avance científico y tecnológico del ser humano. Hoy los clasificamos como altos hasta los 300 m de altura, Super altos hasta 600 m de altura, y Mega-altos si superan esa marca. En México contamos con varios ejemplares destacados cercanos a la marca de los 300 metros, y un Super Alto en construcción en la Ciudad de Monterrey, con 475 metros de altura.
Sin embargo, centrarnos únicamente en la altura es dejar de lado la razón fundamental por la cual se construyen: eficiencia y menor impacto. Resulta claro que un autobús es mucho más eficiente en consumo de energía y genera menos impacto de tráfico que el número equivalente de vehículos individuales. Extrapolando, podemos visualizar que una línea de metro es bastante más eficiente y genera menos impacto que el equivalente en camiones. De manera similar, para albergar a la misma cantidad de personas, lo que genera mayor eficiencia y menor impacto, es concentrar espacios habitables en zonas céntricas de las ciudades. Claro, la ciudad debe prepararse para recibir este incremento de demanda concentrada, pero también resulta mucho más eficiente, y con menor impacto, aumentar los servicios eléctricos, de agua, de telefonía e Internet, vigilancia y sistemas de transporte en una zona céntrica, que suministrarlos y darles mantenimiento a kilómetros de distancia y dispersos.
En el diseño de los edificios altos se involucran una gran cantidad de profesionistas: ingenieros, arquitectos, urbanistas, financieros, supervisores y gerencia de proyectos, entre otros. Los especialistas deben ser líderes en su área, y con amplia experiencia y conocimientos en proyecto de esa magnitud.
Sumada a la complicación inherente por la escala, en nuestro país se consideran también los efectos de sismos y huracanes. Ingenieros especialistas analizan la información de eventos anteriores, proyectan en base a probabilidades y estudios específicos las características de los sismos o vientos en el sitio. Esta información es utilizada por el equipo de ingenieros especialistas en estructuras, encargados de seleccionar y proporcionar el esqueleto del edificio, normalmente oculto, pero qué es el sistema del cual depende la estabilidad e integridad del conjunto. El esqueleto, o sistema estructura, es el equivalente a los huesos y músculos en nuestro cuerpo.
Los especialistas en estructuras estudian diferentes configuraciones y materiales para identificar la alternativa segura y más eficiente. Mediante modelos matemáticos simulan la respuesta de la estructura ante las cargas comunes, sismos y vientos. Con estas simulaciones estudian la respuesta en cada instante durante un evento sísmico, identificando los momentos donde se registran las condiciones más críticas, y corroboran que el de sistema estructural seleccionado es adecuado, y en caso de no serlo, hacen los ajustes necesarios, y repiten las simulaciones hasta que la respuesta sea segura y eficiente. La fase de diseño suele durar entre uno y tres años, dependiendo de la complejidad del Edificio.
Concluido el diseño, el siguiente reto es coordinar las actividades necesarias para su construcción. Esta tarea la realiza un equipo especializado en gerencia de proyectos, estableciendo procedimientos detallados para cuidar la calidad, la seguridad y organizando los equipos durante todo el proceso. La construcción, dependiendo de la escala y la complejidad del proyecto, puede durar entre uno y cinco años.
Un rascacielos concebido en torno al ser humano tendrá un impacto positivo en la vida de la comunidad. La próxima vez que levantes la mirada para ver la parte superior de un edificio de más de 10 pisos, un rascacielos acorde a la definición de hace 100 años, te invito a imaginar la extensión que sería necesaria para albergar esa cantidad de personas, a pensar en los cientos a miles de personas que participaron desde su concepción hasta volverlo una realida, y a maravillarte en lo que el ser humano es capaz de crear con el sustento de la tecnología .