A finales de mayo, una imponente estatua de Poseidón, apareció cinco metros adentro del mar de Progreso, Yucatán. Entre los pobladores, nadie sabía cómo llegó ahí ni por qué la habían instalado. La musculosa figura de tres metros de altura, con un trinche y acabada en cemento comenzó a tomar relevancia en las redes sociales. Cientos de turistas la retrataron en las puestas de sol y con el muelle más largo del mundo de fondo.
Hasta entonces no había ninguna queja, pero llegaron los ciclones “Alberto” y “Beryl” y dejaron lluvias históricas que no se veían desde hace 30 años en la península de Yucatán. Con la simplicidad de hoy día, una usuaria acusó a Poseidón del diluvio. Aseguró que Chaac, el dios maya de la lluvia, estaba enojado por la traición y por eso había desatado su furia. Otro usuario convocó en redes a destruir a Poseidón para terminar de una vez por todas con el problema. Otro ciudadano presentó un amparo para que sea removido y finalmente, apenas este jueves, Poseidón sumó a un nuevo enemigo: la Profepa. Sí, la misma procuraduría de protección al medio ambiente que guardó silencio ante la destrucción de la selva con las obras del Tren Maya, ahora le notificó al ayuntamiento de Progreso que el dios griego de los mares quedaba clausurado por no haber presentado los documentos necesarios.
Pero ¿cómo llegó ahí la figura? Julián Zacarías Curi, alcalde con licencia de Progreso con el PAN me contó la historia para esta columna. Él la mandó a hacer como parte del plan de desarrollo turístico de la zona. Se le hizo buena idea ponerlo como símbolo para mantener la calma.
A cargo de la escultura estuvo una empresa de artistas yucatecos llamada “Producciones Abbis”. Ellos cobraron 397 mil pesos por la obra, más otro tanto por la instalación. Poseidón tiene cuatro capas de fibra de vidrio un armazón de hierro, vigas y finalmente fue colada con cemento para mantenerla rígida ante la fuerza del mar.
El alcalde con licencia reconoce que no terminaron los trámites necesarios, pero porque la Profepa no los atendió. Asegura que desde 2019 le pidieron al gobierno federal la concesión de toda esa franja para desarrollarla y convertirla en un megaparque ecológico a la orilla de la playa. Canchas de futbol, basquetbol, gimnasios, paraderos. Una visión sin concesiones a particulares, solo para el uso y disfrute de locales y turistas. El permiso nunca llegó, pero sí las obras.
Hoy, Poseidón es un símbolo de Progreso e hizo que todo el país volteara a ver a ese punto. El alcalde insiste en que emprendedores locales están sacándole el provecho que imaginó, con la producción de camisas y llaveros que traen la figura, que los taxistas y restauranteros están felices por la llegada de turistas. Ahora la policía ecológica que vigila la zona tendrá que sortear la convocatoria para destruirlo este lunes 15 de julio. Ojalá quede en un plan estéril.
Stent
Esta semana hubo cónclave entre algunos consejeros del INE. ¿Será que ya plancharon la reestructuración y los nombramientos que siguen pendientes en distintas oficinas que operan con interinos?