El personaje es amigo de Andy desde que eran muy jóvenes. Esa cercanía de años le abrió las puertas no solo de Palacio Nacional sino también de las obras emblema de esta administración. Él, sabiendo las oportunidades que se venían con el inicio del sexenio, le pidió al hijo del presidente López Obrador que lo pusiera donde había y que él se encargaba del resto. Deseo concedido.
Su nombre es Amílcar Olán Aparicio. Si uno lo busca en internet hay muy poca información al respecto. Aparece involucrado en un par de contratos con el gobierno municipal de Centro, en Tabasco, y en detalles escuetos de una revista de sociales que relata su boda en 2015. Nada más.
De acuerdo con fuentes que conocen la relación, gracias a Andy, Amílcar entró de manera silenciosa y discreta a obtener contratos con la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, también con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, con la refinería de Dos Bocas, con el Tren Maya y con el aeropuerto Felipe Ángeles.
El resultado de su participación en los proyectos prioridad del presidente López Obrador fue un rotundo fracaso. Según el relato, Amílcar dejó contratos tirados, entregas a medias y además lo perseguía una importante y peligrosa deuda con el Servicio de Administración Tributaria.
La discreción con la que entró a hacer negocios se agotó tan pronto comenzó a recibir recursos. Testigos relatan que su vida sencilla pasó a una de lujos, con Cancún como punto central de diversión, además de establecer conexión con varios restauranteros de la zona y también de la Ciudad de México.
Ambos reportes no tardaron en llegar a los pasillos de Palacio Nacional y a los oídos del presidente López Obrador, que de inmediato supo de quién se trataba. El viejo amigo de su hijo. La orden fue inmediata: “Amílcar no puede estar cerca de nosotros por el desastre en el que nos metió”. Según las fuentes, el presidente López Obrador atribuye buena parte del retraso de la refinería de Dos Bocas a este personaje.
Aunque la respuesta parecía obvia, pregunté si el Presidente haría algo más allá de vetar al amigo de su hijo. En efecto: no. Una muestra más de la falsa lucha contra la corrupción y la impunidad generada desde casa.
Stent:
Beatriz Paredes y Xóchitl Gálvez están en un grupo de Whatsapp, junto con más de 150 mujeres exitosas y reconocidas por su liderazgo en distintos ámbitos. Todos los mensajes condenaron el juego sucio de Alejandro Moreno, líder nacional del PRI, contra su compañera de partido. Varias de esas voces están empujando para que Xóchitl y Beatriz formen una dupla histórica en la política mexicana.