La bola de nieve en la que se metió la senadora de Morena, Andrea Chávez, al confesar sus delitos electorales en la radio nacional terminó por estrellarse en la figura de su principal promotor, Adán Augusto López Hernández. Desde que la chihuahuense aceptó en el programa de Azucena Uresti que las caravanas médicas que circulan con su imagen eran una donación de un empresario cercano al tabasqueño, en Palacio Nacional revivieron viejos conflictos que incluso desataron la molestia del propio Andrés Manuel López Obrador, en el pasado.
Fuentes al interior de Morena revelan que al término de la campaña interna por ver quién sería el candidato o candidata para la elección presidencial, al entonces presidente de México le llamó la atención que quien más gastó fue su amigo Adán Augusto. Pidió una investigación a las áreas de confianza y desde aquel entonces el resultado arrojó nombres comprometedores. El primero de ellos fue el de Fernando Padilla, el financiero de las caravanas médicas de Chávez, pero también Maclovio Yáñez, quien se presenta como ahijado político de Adán, y Luis Huberto Montaño, dueño de la arrendadora “Lumo Financiera del Centro” y personaje cercano al expresidente Enrique Peña Nieto.
Los trabajos de inteligencia encontraron que estos nombres formaron una red de trabajos en obra pública, facturación y venta de medicinas que luego concluyó en el gasto desmedido de la precampaña presidencial de López Hernández.
Con el cambio de gobierno y su influencia política, Adán Augusto aprovechó para devolverle el favor a sus amigos que no pidieron que les diera, sino que los colocara donde hay, que en términos prácticos es lo mismo. El coordinador de los senadores de Morena dejó de lado la tradición de reportarse en Palacio Nacional porque no le tiene miedo y mucho menos respeto a la Presidenta de México.
En su ajedrez político, Adán Augusto encontró como aliados a varios gobernadores y gobernadoras que le abrieron cupo para saldar las deudas: Delfina Gómez, en el Estado de México; Eduardo Ramírez, en Chiapas; Alejandro Armenta, en Puebla, y Rubén Rocha Moya, en Sinaloa, son los identificados.
Según los propios morenistas, esos movimientos hicieron que ahora volviera a surgir la pregunta inicial que tuvo López Obrador: ¿de dónde está saliendo el dinero para financiar la estrategia de Adán? Sobre todo cuando faltan más de dos años para la elección federal de 2027.
La presidenta Sheinbaum ha sido cuidadosa en meterse a la polémica, pero es bien sabido en los círculos internos que nunca ha estado cómoda con lo que implica la cercanía de Chávez y López Hernández. Quienes conocen del tema cuentan que hay que ver dónde colocaron a la senadora en el evento más reciente del Museo Nacional de Antropología, para anunciar los 18 puntos que tratarán de contrarrestar los aranceles de Donald Trump. A diferencia de otras ocasiones en donde le conseguían asientos privilegiados, ahora le tocó compartir lejos de primera fila junto al resto de sus compañeros de bancada. Ricardo Monreal, uno de los más contentos que ha festejado el escándalo en privado.
Stent:
Latinus publicó esta semana una encuesta que arroja una aprobación del 80 por ciento para la presidenta Sheinbaum y las preferencias electorales que colocan en buen sitio a Omar García Harfuch y Andrés López Beltrán. Estos dos últimos andaban felices presumiéndolas a pesar de sus opiniones sobre el medio.
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