En días recientes, Olaf Scholz perdió el voto de confianza del parlamento alemán, con lo cual, se encuentra abierto el camino a las elecciones anticipadas. Esto se da tras la ruptura de la coalición gubernamental del Partido Socialdemócrata (SPD), los verdes y el Partido Liberal Demócrata (FDP). Al perder la mayoría, Scholz se encuentra en un entorno de inestabilidad política y la necesidad de convocar a elecciones anticipadas en febrero. La reciente reforma electoral alemana ha tenido como resultado que, en vez de 733 diputados, el próximo Bundestag solamente tendrá 630
En principio, el liderazgo en las elecciones lo lleva la unión conservadora CDU/CSU con un 31% de intención de voto, seguida por la AfD que es de extrema derecha y va ganando terreno, con menor apoyo al partido de Scholz. Es posible aseverar que el futuro de las coaliciones en Alemania está en entredicho, pero es de notarse que el gobierno alemán se enfrenta al auge de la extrema derecha, lo cual representa un importante desafío tanto para Alemania misma, como para la Unión Europea.
Las razones de la ruptura de la coalición son diversas, pero sobresalen las decisiones respecto al uso del dinero. Se cuestiona desde la oposición (Merz) que, o se da dinero a Ucrania o se invierte en Alemania, y un eventual triunfo de Merz implicaría una reducción del gasto en bienestar social. Asimismo, las ideas de CDU/CSU sobre política energética van en contra de los deseos de los Verdes. La oposición en sí es proclive a una política migratoria diferente, así como en política exterior, seguridad y europea, y en política económica.
La prensa de las últimas semanas evidencia que a Alemania le importa en estos momentos su economía por encima de otros temas; la industria automotriz está en crisis y generando despidos masivos; se enfrentan a una recesión que dificultaría eventualmente su contribución financiera a la Unión Europea y a Ucrania en particular, dentro del contexto bélico contra Rusia.
¿Qué implicaciones tendría esto para la Unión Europea?
El eventual triunfo de la extrema derecha significaría una marcada tendencia hacia políticas más nacionalistas, lo cual no es favorable para el espíritu de la Unión Europea. El anterior liderazgo de Alemania bajo el mando de Angela Merkel no ha sido alcanzado por Scholz, por lo que un cambio en las elecciones alemanas haría más difícil la conformación de coaliciones por europeas, y, por ende, la integración en su conjunto. Esto sería visible en las políticas migratorias y de seguridad, sobre todo en una Unión Europea en la cual, Italia y Suecia están abanderando la extrema derecha y manifestando una posición antagónica a la continuidad de la recepción de migrantes y refugiados.
Se percibe incertidumbre en la UE por falta de un gobierno estable desde Alemania, lo que dificultaría la toma de decisiones a nivel europeo, sobre todo en lo económico y en respuestas a diversas crisis globales. Esto podría atrasar la aprobación de presupuestos y políticas clave, y debilitar la capacidad de Alemania para liderar iniciativas en el bloque europeo.
Hay un aumento del populismo en ciertas partes de Europa, y la extrema derecha tiene una voz cada vez más predominante, así como un número de adeptos más significativo. Esto se reflejará con el tiempo en el ámbito social, migratorio y de seguridad. Asimismo, el cumplimiento del pacto de estabilidad y crecimiento se vería en dificultades.
Alemania ha sido un motor fundamental de la economía europea. Su vulnerabilidad económica plantearía dificultades para hacer frente a las necesidades de integración económica, política exterior y de seguridad común, así como la cooperación europea para el desarrollo. Se requiere, por un lado, una integración y un compromiso mayor por parte del resto de estados miembros, y, por el otro, diálogo político que tenga como resultado una voz común en asuntos políticos y de seguridad. Esto último se ve difícil de alcanzar en la medida en que la extrema derecha vaya ganando terreno en algunos países europeos, y no se alcance la estabilidad política deseada en España, Francia y Alemania.
Los pilares políticos y económicos de la Unión Europea no son los que predominaron por décadas y atrajeron a nuevos estados miembros a adherirse y fortalecer la integración europea. El contexto global es otro, las tendencias orientadas a la extrema derecha apuntan a dinámicas, preferencias y decisiones distintas, bastante divergentes a las del pasado. Sin duda, lo que suceda en las elecciones de Alemania puede repercutir en el país y en la Unión Europea en su conjunto. La integración europea en sí misma está en crisis y no parece que vaya a salir de ella en un futuro cercano. El viejo continente y el mundo deben estar preparados para nuevos escenarios políticos y económicos, pues las luces de cambio se han hecho permanentes.
Profesora-investigadora del Instituto Mora e internacionalista por la UNAM.
@citlaliayala