Es tan rápido y eficaz como quien ha sido el mejor del mundo, el prodigioso canadiense Luc Salvas. Quien lo ha visto —en la red hay ejemplos de sobra de Salvas y de él—, sabe que Joaquín Díaz Yuko es uno de los genios del billar en Latinoamérica. Vive en Querétaro, en donde imparte asesoría a quien lo solicita, y esa condición altruista de enseñar lo mejor de la disciplina que practica la ha impulsado ahora, en tiempos del necesario confinamiento sanitario, a ofrecer su apoyo a jugadores y aficionados formales desde su página personal, buenabola.com —por lo demás, llena de opciones y servicios, por ejemplo, para los que gustan tirar con tacos McDermott, de los cuales es distribuidor exclusivo en el país—.

Y aunque durante el desarrollo de la partida emplea una de esas joyas, su taco de quiebre o rompimiento habla de su personalidad: lo construyó él mismo, a su gusto y medida, a partir de fragmentos de otros tacos que dieron por resultado esa pieza única a la que llama Frank/Stein. Quien lo busca, lo encontrará siempre —pasada la contingencia— los fines de semana en el reconocido billar queretano LunAzul —sí, así se escribe—, un sitio tranquilo, bien iluminado, pulcro, digno de jugadores como él y de quienes acuden de diversas partes del país a consultarlo o jugar algunas partidas. A esa labor dedica dos días a la semana, sea con cita previa mediante su página, o tan sólo con acudir al lugar y preguntar por él. Otro tirador mexicano, Gardel de nombre, tuvo la atención de descubrirlo para este escribidor hace pocos años, luego de que lo viera realizar, en silencio y a la distancia, varias hazañas en serie que merecieron el aplauso.

—Hay una relación de concepto entre una pandemia y la práctica formal del billar: la pandemia es el caos, el billar es el orden sobre el caos.

—Para quienes estamos en esto, la hay: y se compone de varios aspectos y diferentes porcentajes. Lo primordial es hacer lo que nos apasiona, y eso nos ayuda a asimilar, sobrellevar o desconectarnos de situaciones estresantes o problemas del día a día. Así podemos encontrar paz, claridad y soluciones.

—Hablamos entonces de una labor terapéutica.

—Cada tiro que realizamos es una retroalimentación de técnica, decisiones y habilidades. Podemos, en ese ejercicio de autoanálisis, romper un bloqueo mental, encontrar relajación o ampliar nuestro panorama y a veces gritar Eureka.

“Veamos a Rubén Escalera, campeón panamericano, con quien nunca me podría comparar en competencia porque nuestros objetivos y habilidades son diferentes, pero en ambos el billar terapéuticamente cumple la misma función. Si Rubén no tiene competiciones, será 40% de trabajo y 60% de relajación; si hay competencia cercana será 80% de trabajo y 20% de relajación.

—Ofreces asesoría en línea, das cátedra de tu materia de manera altruista. Sin embargo, cabría pensar que un jugador de tu nivel se reservaría al menos parte de la técnica que te ha llevado décadas de estudio y ejercicio.

—Formalmente no doy cátedra, pero en buenabola.com sí aconsejo mucho cuando lo solicitan, respondo todo lo que preguntan, aclaro dudas desde México hasta Sudamérica. Y en persona, con quienes se acercan a mí, trato de enseñarles y corregirles, prácticamente no me reservo nada.

“Lo mío es el trabajo experimental, creativo y analítico. Soy observador y analizo mucho a los jugadores, y cuando detecto la habilidad en alguien, si las circunstancias y la persona lo permite o pregunta, comparto o aconsejo aquello que considero que le puede dar mayor beneficio. Si llego a limitar o reservar alguna información no es por celo profesional, sino para no frustrar a quien en ese momento carece de la capacidad de asimilar y ejecutar. El crecimiento debe de ser por comprensión, no por repetición”.

—Lejos de ser un deporte para desocupados, la bola nueve, por ejemplo, desarrolla la imaginación geométrica. Es una ayuda invaluable en la vida fuera de la mesa.

—Definitivamente hay geometría, pero lo más interesante en el desarrollo del juego es que se rompe esa geometría básica en algún punto, con las fuerzas, efectos, ángulos e incluso con la creatividad. Y eso para mí es el factor más importante: desarrollar la creatividad, descubrir opciones que no creías posibles. Eso significa infinidad de posibilidades que por supuesto sirven en nuestra vida fuera de la mesa, que la hay.

—Te he visto hacer proezas que logran sólo tiradores profesionales extranjeros en partidas de exhibición y a cambio de mucha plata. Tiras tan rápido como Luc Salvas, Joaquín… Sin ningún rubor, dime en qué lugar de la clasificación nacional te sabes.

—Te agradezco, y sé que muchos que me conocen coincidirían. Sin embargo, no soy un billarista de competición, difícilmente figuraré en un listado de reconocimiento. Hay cientos mejores que yo en competición, pero no sé si sean tan creativos como yo.

“Justamente ese experimentar y asimilar que es mi terapia, me permite realizar tiros que nunca he visto a nadie hacer en México. En ese sentido te respondo a partir de lo que me dicen y escriben, por lo que agradecen y reconocen de mi labor para el billar en el país: he hecho jugadas que nadie antes hizo, y ahí, en mis terrenos, para mi fuero interno, hablamos de la clasificación más alta”.

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