De Zedillo a López Obrador. Cinco sexenios y seguimos igual. Cinco sexenios. Me refiero a la más reciente “Caminata por la Verdad, Justicia y la Paz”, la cual se suma a la ya larga historia de las marchas contra la inseguridad. Le recuerdo las marchas por año: 1997, 2004, 2008, 2011 y 2014. A varios nos han tocado todas. Así que ésta de 2020 es ya la sexta que vemos. Por lo que hablamos de seis marchas, en cinco sexenios, con tres partidos, que en alternancia ha sido incapaces de resolver el problema que más nos aqueja este siglo. Pero cabe decir que esta marcha sí es diferente a las anteriores. Lo es en dos aspectos cruciales. Primero, por su precocidad dentro de un sexenio. Y segundo, por su resultado inmediato, el cual no pinta nada bien.
En cuanto al aspecto de la precocidad de la marcha, esto no debe provocar sospechas. Si bien apenas inicia el segundo año de gobierno, el problema del crimen es tan permanente y grave, que la paciencia de la sociedad está agotada. Después de tantas promesas incumplidas, es natural que la ciudadanía esté harta de no ver resultados. Por lo que aquí no hay complot. No hay madruguete político. Si acaso, oportunismo de algunos agentes políticos sí. Imposible que no lo hubiera. La política es una ciencia de la oportunidad. Pero, en este sentido, ha quedado bien claro por parte de los marchantes que los políticos no son bienvenidos a la caminata. Y esto también lo tiene bien claro el resto de la sociedad que no está marchando.
Al respecto de los resultados inmediatos, esta marcha es diferente porque las cinco anteriores siempre han producido nuevas promesas y compromisos por parte de las autoridades. Siempre, sin excepción, se han logrado acuerdos escritos o verbales que, como usted bien sabe, al final no han reducido la criminalidad. He ahí uno de los motivos del hartazgo presente. Pero el resultado inmediato de esta marcha será diferente. Y es que, al menos al momento de escribir estas líneas, se ha dicho que no habrá nuevos compromisos. Y no los habrá, porque el presidente ha decidido no modificar la actual estrategia de seguridad. El compromiso, seguramente pensará el presidente, ya existe. Y también pensará que la estrategia actual es la correcta. Por lo tanto, especulo, él piensa que no hay necesidad de realizar nuevos compromisos, de lo que se deriva que tampoco hay necesidad de recibir al contingente. Lo que pide el presidente, en cambio, es paciencia para ver los resultados.
Pero lo que da origen a la marcha actual es, en un contexto de hartazgo e impaciencia, la no negociable opinión de que la actual estrategia no está funcionando y que no va a funcionar. Argumentan los marchantes, que las instituciones están tan cooptadas por redes de complicidad criminal, que la estrategia no dará resultados. Y que se ha perdido un año ya. Por lo tanto, lo que piden es que la estrategia sea reformulada. ¿De qué manera? Por medio de una estrategia elaborada con la participación de expertos, víctimas y activistas sociales, que contemple cambios sustantivos en la política de drogas, la atención a víctimas, en el acceso a la justicia, y en la búsqueda de desaparecidos. Esto que piden no es negociable y queda bastante claro que no van a esperar pacientemente a ver qué sucede.
Por todo lo anterior, me parece a mí, la decisión de no querer recibir al contingente es un error. Esto no conviene a nadie. El presidente está politizando lo que no menos conviene politizar. Menos aún en este segundo año de gobierno que apenas inicia. Las causas que dan origen a la marcha son legítimas, los marchantes también, y la marcha ya es un hecho. Sobre si el presidente tiene buenos o malos motivos para defender su estrategia de seguridad, eso es materia para otras notas. Pero la decisión de no ofrecer nuevos acuerdos y compromisos es contraria a la práctica política de los sexenios anteriores, y puede resultar contraproducente para su misma estrategia de seguridad.
Entre Zedillo y Peña Nieto, las marchas siempre fueron conducidas políticamente. Por lo que no hubo daños posteriores en sus mismas estrategias. Ellos prometieron sin cambiar. Pero vista la novedad de esta respuesta política, los resultados que dará esta marcha no pintan nada bien. Los de hoy prometen no cambiar. Esa es la diferencia.
Investigador y Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI-3). Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial (CentroGeo).
Twitter: @cjvilalta