Acorde a la Administración para el Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés), las dos grandes organizaciones criminales mexicanas, Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, dedicadas al narcotráfico entre muchas otras cosas, agrupan alrededor de 44,000 elementos en más de un centenar de países en el mundo.
El dato fue provisto por la cabeza de la DEA, Anne Milgram, al comparecer ante un subcomité del Congreso de los Estados Unidos. Aseguró que, tras un extenso mapeo, Sinaloa cuenta con unos 26,000 elementos de toda clase (miembros, asociados, facilitadores e intermediarios), mientras que Jalisco ronda los 18,000 elementos. Cabe aclarar que este “ejército” de personal comprehendería toda la cadena de suministro de las drogas ilegales (desde la manufactura del producto hasta sus puntos de venta callejeros) y no solo los matones armados que representan el conocido rostro de estos monstruos ante la sociedad.
También agregó que la presencia de estas dos organizaciones en México es extensa, ya que Sinaloa opera en 19 estados y Jalisco en 21 entidades federativas. Un dato para contrastar esta información; AC Consultores concluye en un estudio que el Cártel de Sinaloa tiene presencia en 24 estados, mientras que Jalisco Nueva Generación cuenta con una mayor presencia en el país, pues opera en 28 estados.
Milgram insistió en que el fentanilo se produce masivamente en México y que estos dos cárteles son "empresas sofisticadas" que dependen de una amplia cadena de suministro y una red financiera ilícita global, ergo, representan una gran amenaza para su país. Y no deja duda en su dicho… el fentanilo lo producen en nuestro país y es enviado a Estados Unidos en forma de polvo o pastillas.
Llama poderosamente la atención, que, por primera vez (al menos en mi memoria), mencionó que “personas de nuestras comunidades son esa última milla que pone el fentanilo en manos de un estadounidense”. Lo que significa el reconocimiento de organizaciones narcotraficantes hermanas en el país vecino del norte. No que esto sea algo que no supiéramos, pero no suelen decirlo en voz alta para que el mundo lo escuche.
La nota publicada cierra confirmando que la DEA creó dos equipos de contención, uno para el cártel de Sinaloa y otro para el CJNG, integrados por agentes especiales de inteligencia, analistas de datos, científicos expertos en asuntos químicos y financieros.
Ante estas afirmaciones, el presidente López Obrador respondió: “No sé de dónde sacó la información, que nos diga cuáles son las pruebas”. Esas pruebas y otras tantas, fueron entregadas hace poco a nuestras autoridades junto con la solicitud de extradición de Ovidio Guzmán, detenido en enero pasado.
Nuestro vecino del norte lleva armando durante varios meses dos grandes casos criminales en las cortes de Nueva York y Chicago en contra de Los Chapitos (Iván, Jesús Alfredo, Joaquín y Ovidio), hijos del Chapo Guzmán y supuestos líderes del Cártel de Sinaloa.
Para echar a andar estos procesos judiciales, la DEA ha arrestado a más de 5,000 personas en los Estados Unidos y ha confiscado millones de pastillas y miles de kilos de polvo de fentanilo. El banderazo para enterarnos de toda esta operación será en cuanto Ovidio Guzmán pise el territorio de nuestro vecino del norte.
Me pregunto si la DEA incluyó en su estimación de 44,000 elementos a aquellas autoridades mexicanas que facilitan la operación de estos cárteles, independientemente que sea por aceptar la plata o evitar el plomo.
POSTDATA – Y mientras en México… Gustavo Aguirre Castro, un médico anestesiólogo de Los Cabos, BCS, denunció que fue desalojado de su vivienda y que es investigado por elementos de la FGR tras comprar fentanilo; “Cuento con todos mis papeles, con mi título, con mi cédula, con un recetario con código de barras. Lógicamente como hay desabasto tengo que comprar el medicamento (fentanilo). Me encuentro a 10, 15 patrullas, soldados de la Marina, de la FGR, policías, perros y me dicen: ‘encontramos fentanilo en tu casa’. Sí, soy anestesiólogo, tengo cédula, tengo registro y en la caja donde tú lo encontraste viene la receta y el código de barras con la receta, todo está legal”. Sin embargo, el médico narró que desde hace un mes fue sacado de su casa, junto con su esposa e hijas, al ser señalado como un presunto traficante.
Consultor en seguridad y manejo de crisis
@CarlosSeoaneN