El gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, se negó a vivir, o sufrir como lo hacen millones de mexiquenses diariamente, la pesadilla del transporte público ineficiente, peligroso, contaminante y caro que ofrece su gobierno. Simplemente “le sacó”.
El 28 de enero de este año, Greenpeace pidió a Del Mazo realizar juntos un recorrido, como cualquier ciudadano, sin la clásica pose ante cámara y sin previo aviso a sus equipos, para constatar las deficiencias y problemáticas vinculadas a la movilidad y seguridad de las personas, petición que ya fue rechazada, por tema “de agenda”.
Pero ¿quién quería que cambiara su agenda? No, justamente el punto es que realizara sus desplazamientos de un día de trabajo en el camión, en la combi, para ver si llegaba a tiempo e íntegro a sus compromisos de agenda. Pero claro que para el gobernador resulta impensable. La pregunta que todos debemos hacer al gobernador y a su secretario de movilidad, Raymundo Martínez, es ¿por qué se niegan a usar el transporte público que nos ofrecen a los ciudadanos? Cuesta mucho imaginar que usar esas vagonetas o camiones disfuncionales sean para ellos alternativas a los autos o las fastuosas camionetas en las que acostumbran trasladarse en el mundo en que viven, tan alejado de la dura realidad a la que se enfrentan millones de personas todos los días.
Hoy le decimos al Gobernador del Mazo: no puede seguir cerrando los ojos a una verdad abrumadora. Reiteramos que en su entidad el transporte mata. Y no es una expresión sin fundamentos o un titular amarillista; esta afirmación es el resultado de un largo periodo de análisis, estudios y aproximaciones infructuosas a su gobierno, por parte de diversas organizaciones sociales y especialistas en la materia, que evidencian una severa crisis de inseguridad que se traduce en casi 500 muertes por violencia a bordo del transporte público en los últimos cuatro años. También existe un fuerte deterioro ambiental y de salud pública, que ha propiciado que la tercera parte de la población del estado vea su salud en riesgo por la contaminación. Esta crisis gira en torno a la carencia de un sistema de movilidad óptimo y el tiempo para actuar es sumamente limitado.
La movilidad en el Edomex es un sector en el que se requiere implementar medidas urgentes y una transformación profunda con acciones a corto y mediano plazo para mitigar la mala calidad del aire, la inseguridad y el cambio climático. El transporte es la principal fuente de contaminantes del aire en el estado y no quieren cambiar ese problema desde su raíz.
Desde hace meses pedimos la adhesión del gobierno de Alfredo del Mazo al Pacto Social por la Movilidad Digna, Segura y Sustentable, posteriormente le exigimos públicamente 13 medidas para mejorar la movilidad en la entidad. La respuesta ha sido nula, limitándose a decir que nuestras exigencias son incendiarias, lo cual es indignante si se toma en cuenta que enfrentamos una emergencia climática que requiere acciones de transformación inmediata. Su respuesta indigna cuando en sus vagonetas y camiones la violencia prolifera con constantes asaltos y homicidios sin intervenir de manera profunda; cuando la inseguridad por la mala operación de sus vehículos causa un accidente mortal tras otro. La realidad nos deja ver el tremendo contraste que existe entre la pulcritud del mandatario y la decadente imagen y funcionamiento de las ciudades que gobierna.
Sí, entendemos y no nos sorprende que el gobernador no quiera subirse al transporte público. Para su fortuna, tiene alternativas y altos privilegios. Los usuarios comunes, no. ¿Qué debe pasar para que ese gobierno pierda la insensibilidad, la pasividad y la negligencia ante esta realidad? ¿Hasta cuándo señor del Mazo?