Cesare Pavese, el gran escritor italiano, comentaba en una y otra ocasión que “los últimos años de vida son como el final de una fiesta de disfraces cuando se dejan caer las máscaras”. Reflexión inevitable que nos invita a pensar en la diversión, el descubrimiento y en las personas que hemos conocido a lo largo de los años entre risas e intercambios de memorias. Amores perdidos a veces. Hace apenas unos días, un lunes, para ser preciso, me informaron que cerraría el legendario “Señor Frog’s” en Mazatlán, Sinaloa; tierra que vio la luz dicho proyecto.
La noticia llegó mientras estaba sentado a la mesa principal del restaurante “Shrimp Bucket”, ubicado al interior del Hotel La Siesta, en la zona de Olas Altas también en Mazatlán. Pronto y de manera inevitable la nostalgia se apoderó de mí al recordar las horas, que sumarían días, que disfruté dentro del “Señor Frog’s” fundado más de tres décadas atrás por Don Jesús “Chuy” Humberto Juárez Medina. Los recuerdos me llevaron a la juventud, a esos instantes que bordean la memoria siempre entre risas y la vitalidad propia del momento.
La cadena de negocios que fundaron Don Jesús y su socio de toda la vida Don Carlos Anderson revolucionó a la industria gastronómica a nivel internacional. Es una historia pletórica de éxitos inigualables por el alcance y dinamismo que imprimieron con su toque personal ambos patriarcas, a cada una de las marcas fundamentales de la sociedad. El sello personalísimo de Don Chuy y Don Carlos ayudó a romper, transformar y eliminar los estereotipos culinarios de México. Revolucionaron además la atención al cliente con sus estrategias lúdicas que hacían sentir a cada uno de sus comensales como invitados privilegiados. Ese fue el sello de la casa que los posicionó por encima de toda competencia.
El Grupo Anderson’s cuenta en la actualidad con operaciones de negocios en todo el orbe que da sustento a miles de felices “Mandiles”, como se les conoce a los meseros, que portan con gozo el emblema de la casa en sus camisas o camisetas, que hoy da identidad a la marca que se diseminó por todo el mundo posicionando a nuestra patria, su hospitalidad y servicio en cada punto cardinal donde se afinca un restaurante del proyecto culinario y de entretenimiento. El concepto de amistad y hermandad del Grupo Anderson’s ha llegado a diversas ciudades en distintos países y varios continentes. Sus marcas entre las que están “Carlos’n Charlie’s”, “El Squid Roe”, “Sí Señor” y el inolvidable “Señor Frog’s” conviven en Los Ángeles y Londres, Barcelona y Madrid; Dallas, Puerto Rico, Aruba, Orlando y las Bahamas entre otras tantas plazas allende las fronteras. En México resulta difícil contabilizar su presencia gracias a su genial e inagotable expansión siempre pulsante.
Norteño puro, de cepa, Don Jesús nació en Chihuahua en 1934 y llegó a Sinaloa, su nuevo destino y hogar, con tan solo 30 años cumplidos. Su objetivo fue crear un emporio que conquistaría todas las fronteras con su particular filosofía de negocios cimentada en dichos propios y sentimientos a ras de piel, que imagino recitaba con facilidad como “al ojo del amo…” y “el éxito no es más que el meditado cuidado de todos los detalles”. Esos fueron las máximas y sus criterios con las que impartió lecciones de vida. Fue un sólido apóstol que transmitió con su natural alegría y singular Don de Gentes –con mayúsculas– su amor por los demás. Don Chuy era capaz de hacer sentir a todos como sus mejores amigos. Cuenta la leyenda y quienes lo conocieron bien a bien que, a sus amigos más entrañables, los convertía inmediatamente en socios con quienes compartía cariño y las ganancias de sus empresas. De nadie puede decirse eso a la ligera.
Tijuana fue uno de los ejemplos de su triunfante alcance con el “Señor Frog’s” principalmente para mi generación. Aunque la generación de mis padres también era recurrente y eso me permite asegurar que en el restaurante fronterizo los adultos, pues yo era un joven, compartían lo mismo la deliciosa comida que la bebida. Por si fuera poco bailar era una deber, en todo caso una obligación. Si mi memoria no me falla no había pista para bailar. Sin embargo y con respeto hacia los demás, me refiero a los vecinos que por lo regular eran amigos íntimos, te podías subir a las mesas o sillas y ahí engendrar la rítmica coreografía que llevaras en el corazón. El “Señor Frog’s” es un ícono generacional que construyó memoria en cualesquiera ciudad o país donde se hayan cimentado los pilares de sus tradiciones con sabor a México. Proyecto turístico nacional e internacional que llevo en el corazón.
Don Jesús “Chuy” Humberto Juárez Medina se despidió de la vida en el 2012, dejando con su partida un inagotable sentimiento de admiración y veneración. Su ausencia no arroja sombra alguna sino que ilumina incandescente las paredes, las barras y las fotografías que forman parte de cada uno de los restaurantes de su marca que muchos reverenciamos. Su presencia y memoria mantienen vivo el fabuloso universo de sus proyectos construidos con la amistad sincera de un norteño que amaba el mar.
Hasta siempre, buen fin