Este será un año de grandes cambios, un instante en nuestra historia moderna de donde surgirán las voces ideológicas de la democracia nacional que busca la maduración. Las elecciones que vienen anuncian grandes cambios y discursos largos y con aspiración sincera, rostros comunes para la ciudadanía, que intentaran puramente ver con la política nítida: aquella que ayuda al prójimo. Las elecciones anuncian una batalla campal donde la naturaleza humana es pura en su condición trágica por el deseo del poder y, es por esto, que la plataforma electoral es latente y, a mi parecer, mejorable, si todos la cuidamos.
En la política como en la vida se necesitan buenas personas. La posibilidad de servir es un privilegio que pocos entienden cuando arriban a la silla que la elección popular les cede en préstamo, para honrarla, cuidarla y enaltecerla.
Hace más de tres cuartos de siglo, el inolvidable presidente John F. Kennedy, declaró frente a su nación enternecida que “el esfuerzo y el valor son insuficientes cuando no existe una ruta clara hacia dónde dirigirse”. Tomo esta sentencia del mandatario estadounidense para reafirmar que la democracia en México, ésa que hemos ejercido con libertad durante las últimas dos décadas, da fe del momento histórico que vivimos donde todas las voces cuentan, donde las palabras siembran las semillas del pensamiento político moderno y refuerzan la pluralidad del dinamismo ideológico para intentar dignificarlo.
Estas últimas semanas, bajo un esquema de reciprocidad y en colaboración con las autoridades electorales de Baja California, se pusieron en marcha las sesiones de trabajo que llevan por nombre: “Compromiso por el Blindaje Electoral”, que promueven e impulsan un acuerdo entre el XXIII Ayuntamiento de Tijuana y el Estado de Baja California de reconocimiento mutuo, de deberes y acciones de legalidad a favor de los tijuanenses en ruta hacia las elecciones de los próximos meses.
En materia electoral se han concretado generar acciones definitivas en los ámbitos del conocimiento que todos debemos tener como funcionarios públicos para continuar con el diálogo del proyecto democrático de los bajacalifornianos. Tijuana es una ciudad joven que se prepara hacia el futuro validando los valores sociopolíticos que hoy resaltamos al contar con la primera presidenta municipal de la historia de nuestro Ayuntamiento en la figura de Karla Patricia Ruiz Macfarland, mi reconocimiento y respeto absolutos, para nuestra alcaldesa.
En aras de potenciar la transparencia y la legalidad, desde la explanada mayor del palacio del municipio de Tijuana, se acordó fomentar la participación de todos y todas de cada uno y una de los funcionarios y colaboradores para atender y entender el momento generacional electoral que se avecina. Estos son foros de reflexión que fortalecen desde el interior del gobierno el conocimiento necesario para eliminar las posibles faltas que pudieran ensombrecer el proceso electoral de la democracia en nuestra bendita entidad, que ha sido ejemplo nacional.
Quiero reconocer la labor del Instituto Estatal Electoral y particularmente de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales en las generosas manos del maestro Carlos Barbosa Castillo que encabezan y lideran estas mesas de trabajo. Nuestra labor conjunta es determinante para la transparencia del estado. Estamos convencidos de que esta es una oportunidad única para consolidar los vínculos que nos permitirán afrontar los retos que aún tenemos por delante y que gracias a su guía nos nutren para salir avantes.
El trabajo que se lleva a cabo es producto de una relación cercana y sensible en la que escuchamos las necesidades actuales, dialogamos y proponemos. Por eso concluyó recordando las palabras de nuestro inolvidable Novel Don Octavio Paz en torno a los vínculos, a la historia y la memoria que enriquece nuestra coincidencia, permitiéndome citarlo: “Somos los descendientes no sólo de una familia sino de un grupo, una tribu y una nación. A su vez, el pasado nos proyecta en el futuro. Somos los padres y los abuelos de otras generaciones que, a través de nosotros, aprenderán el arte de la democracia humana, saber decir y saber escuchar”.
Desde este maravilloso espacio deseo reflexionar que: el ejercicio del gobernante debe ser una práctica limpia, trasparente y esplendida para servir, ayudar y asistir al hermano y a la hermana que la ciudadanía nos regaló e integró. Es una actividad samaritana y digna que se reduce a servir a los demás sin esperar nada a cambio. Único y tan satisfactorio como la sonrisa eterna y noble del ciudadano que es atendido por el funcionario, porque es simplemente su obligación como debe de ser, su única meta.
Hasta siempre, buen fin.