En un acto más de campaña en apoyo a su candidata, el presidente López Obrador, en Palacio Nacional, reunido con los líderes de los sindicatos más numerosos de nuestro país, en un estilo cercanísimo al régimen autoritario corporativo del siglo pasado, anunció una gran noticia para los jóvenes de este país: el fondo de pensiones del bienestar tiene garantizado el financiamiento para los próximos dos o tres años. ¡Albricias jóvenes!
En palabras presidenciales, la nueva ley de pensiones (sic), que sólo es una reforma de índole técnico en materia de reservas, permitirá para el 100% del salario base de cotización al momento de retirarse y el fondo servirá para pagar el 40% complementario no cubierto con el ahorro del trabajador acumulado en su cuenta individual. En realidad, sólo se creó un mecanismo financiero, un fideicomiso público no entidad, con los recursos residuales del sistema, alrededor del 0.6% a los que se les sumarán, entre otros activos, las utilidades del Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
El presidente fue muy sincero con los jóvenes y reconoció que el pago de las pensiones prometidas se “complicará más cuando se vayan jubilando más trabajadores” y que, para cubrir el monto complementario de las pensiones de un tercio de los trabajadores, haya que recurrir al presupuesto federal en una ecuación muy sencilla: todos pagan por un grupo reducidos de trabajadores en su mayoría afiliados a los sindicatos, que lo acompañaron en la conmemoración del día del trabajo y las personas menores de 45 años cargarán con el peso de pagar pensiones, porque habrá menos presupuesto para salud y educación y salarios deprimidos por el aumento paulatino de las cuotas patronales.
El modelo de seguridad social aprobado en 2020 y el propuesto para aprobar, dependiendo del resultado de las elecciones, a fines del 2024 garantiza suficiencia financiera para 2 o 3 años, en el mejor de los escenarios, y pronóstica un aumento del rubro de pensiones en el presupuesto. El CIEP proyecta que el gasto en pensiones en 2030 puede ser 7. % del PIB y 36 % del presupuesto. Si a esto se le agrega la postura de no llevar a cabo una reforma fiscal, el ingreso tributario se reducirá a 20% del PIB, con lo que el gasto en jubilaciones provendría de endeudamiento público.
El presidente advirtió que la situación se complicará para el próximo gobierno, que heredará una debilidad estructural del gasto por el tema de las pensiones y unas finanzas públicas deficitarias y sin ahorros. Arturo Herrera, segundo secretario de hacienda de este gobierno, en un acto de sinceridad similar al presidencial, anunció en 2020, que ya no había guardaditos. El último ahorro que nos queda son los saldos de las cuentas individuales del sistema de ahorro para el retiro, 6.3 billones de pesos, y es un botín apetecible para un gobierno endeudado.
No faltará el genio, en el próximo gobierno, que se le ocurra desaparecer el sistema de cuentas individuales y que los recursos se transfieran al fondo de pensiones del bienestar para pagar pensiones que cubran el 100% del último salario. Seguramente, quienes propongan ese atraco a los trabajadores, no serán sinceros y no dirán que el recurso acumulado solo cubriría, en el mejor de los escenarios, 10 años esas fantasías populistas.
Hay que ser agradecidos con la sinceridad del presidente. Nos ahorra los problemas de explicar porque el decreto que crea el fondo de pensiones del bienestar es un engaño social y un golpe bajo a los jóvenes, quienes seguirán pagando las promesas políticas de los candidatos y cuando lleguen a la edad del retiro, si el sistema de salud deteriorado se los permite, comprenderán que la solidaridad se basa en una lealtad intergeneracional, no en un abuso de una generación (los mayores de 45 años) sobre otra (los menores de 45 años).
¿Los jóvenes serán conscientes de las palabras del presidente? El presidente fue claro, las cosas se complicarán cuando más trabajadores se jubilen, es decir, cuando los jóvenes, que hoy son la mayoría demográfica, exijan pensiones y sea evidente que el fondo de pensiones del bienestar era un engaño para conseguir su voto.
En colaboraciones anteriores, mis cálculos realizados sólo con las pensiones no contributivas me arrojaban que el saldo inicial del fondo “solidario” sólo era suficiente para pagar el aumento del gasto en pensiones de un año. El presidente tiene otros datos y le concedo que sean dos o tres. ¡Qué tragedia anunciada para los jóvenes! Los líderes sindicales mudos y contentos poque la generación a la que pertenecen recibirá más recursos, pero debió borrárseles la sonrisa cuando les avisaron que sólo por dos o tres años. Vale.
Profesor de la Universidad Panamericana
Twitter @cmatutegonzalez