La semana arrancó con una fotografía políticamente muy significativa que circuló ampliamente en redes sociales. Sonrientes en reunión, dos presidenciables de Morena: la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y el coordinador de los senadores, Ricardo Monreal. De árbitro, el nuevo secretario de Gobernación, Adán Augusto López.

El encuentro surgió después de que Monreal habló públicamente de Sheinbaum: por un lado, declaró abiertamente que el presidente López Obrador tenía en ella a su favorita para la sucesión presidencial, y por el otro, mandó un elogioso tuit a la jefa de Gobierno a propósito de su Informe.

Cuentan mis fuentes que el encuentro fue cordial, sin reclamos, tal cual lo describieron los dos involucrados centrales. Sheinbaum dijo que “platicamos como camaradas”. Monreal, quien fue el primero que reveló la reunión con una foto en su Twitter, lo calificó de “amigable y sincero”. Duró aproximadamente una hora. Hablaron de temas legislativos, pero no evadieron al elefante en la sala: hablaron también de la sucesión presidencial y llegaron a un acuerdo: un pacto de no agresión durante los próximos dos años. No golpearse, no desgastarse porque falta mucho.

Este acuerdo político contrasta con lo que otras fuentes de primer nivel me han descrito que sucede entre la doctora Sheinbaum y el canciller Marcelo Ebrard. Está muy fácil de explicar: no se hablan. Y ambos lo dicen a sus cercanos. Los distanció la tragedia en la Línea 12 del Metro de la capital del país y nada los ha reconciliado.

En el equipo de Sheinbaum piensan que han sido muy nobles y pacíficos con Ebrard. Que con el tema de la Línea 12 pudieron haberlo rostizado políticamente, y no lo han hecho. Incluso relatan que el propio presidente López Obrador recomendó a su favorita: “No uses electoralmente la tragedia, no le cargues la mano a Marcelo”.

En la esquina de enfrente, en el equipo de Ebrard, la percepción es dramáticamente distinta: que la jefa de Gobierno ha hecho escarnio de la figura del canciller, que ha usado políticamente la tragedia para deslindarse de su responsabilidad en el mantenimiento del Metro y empujar todo a que fue culpa de la construcción, es decir, culpa de Ebrard.

La foto de Claudia Sheinbaum con Ricardo Monreal, y Adán Augusto López de aval, seguramente causará incomodidad en el equipo del canciller. Primero, por no salir en la foto. Y segundo, porque Monreal y Ebrard habían mandado señales contundentes de que estaban juntos y aliados en la carrera por la candidatura presidencial de Morena.

Saciamorbos

¿Habrá una foto de los 4? Claudia, Marcelo, Monreal… y Adán Augusto, que tiene cara de que es el árbitro, pero muchos dicen que puede saltar a jugador. Dicen que ya se está trabajando para la foto de los 4, a ver si en unos días.

historiasreportero@gmail.com