Una vez más en el gobierno de los que iban a ser diferentes se revela una historia de nepotismo, tráfico de influencias y la corrupción, que ha llegado a altos niveles en la Secretaría de Marina.
Fuentes de primera mano de la Secretaría han denunciado una trama que opera con el conocimiento de funcionarios de todos los niveles. La red de corrupción la manejan los sobrinos políticos del almirante secretario Rafael Ojeda, es decir, los hijos de su cuñada. El primero es el contralmirante Roberto Farías Laguna, quien se desempeña como secretario particular del subsecretario Arellano Ruiz, y nos cuentan que opera la Subsecretaría como propia. El segundo, recién promovido a contralmirante, Fernando Farías Laguna.
De acuerdo con estas fuentes, los hermanos son los encargados de la toma de decisiones sobre el ejercicio del presupuesto, y tienen también injerencia en los ascensos, promociones, agregadurías y comisiones.
En lo que toca al ejercicio del presupuesto, tienen como brazos operadores, bajo su control, a las áreas de adquisiciones, obras, dragado, construcciones y abastecimientos, administración portuaria, fomento portuario, así como los proyectos del corredor del Istmo de Tehuantepec, utilizando una de las figuras consentidas de esta administración: las asignaciones directas. Con ese margen de maniobra han repartido cuantiosos contratos a empresas y empresarios de Guaymas, Sonora, estado natal de los Farías. La lista incluye un número muy importante de proyectos en inversiones para el puerto de Guaymas que, hasta ahora, no está clasificado como estratégico ni formaba parte de la lista de proyectos prioritarios del gobierno federal.
Por si fuera poco, el pasado 20 de noviembre el presidente López Obrador autorizó la propuesta de ascensos de diversos grados navales. “Casualmente” se encuentran en ella muchos de los titulares y colaboradores de las áreas de ejercicio del presupuesto que estarían bajo el mando de los hermanos Farías. Uno de ellos, el flamante contralmirante Carlos Alberto Gómez Martínez, quien se desempeñó como director general de Fomento y Administración Portuaria, encargado justamente de la inversión en infraestructura mediante fuentes de financiamiento pública y privada, y a quien ahora se menciona como director general de Marina Mercante. Pero destaca Fernando Farías que, según me dicen las fuentes, lleva dos ascensos en 4 años y hoy es contralmirante. Ya sabe: se acabó el nepotismo y se acabaron los privilegios.
Este episodio en la Marina se engarza en algo mucho más grande: este gobierno ha consentido a las Fuerzas Armadas con márgenes de discrecionalidad, acción política y control financiero histórico. Una de las consecuencias de la falta de vigilancia, contrapesos, transparencia y rendición de cuentas es que la corrupción del dinero ha contaminado a las instituciones más respetadas y queridas por los mexicanos.
SACIAMORBOS. Mientras la jefa de Gobierno cantaba México Lindo y Querido en la capital y le cobraban a la banda estrella el haberse prestado a apoyar su campaña, el canciller se mostraba feliz en Catar. Memes, tiktoks, selfies y videos. Ya sabe que lo de hoy son las giras de campaña (disfrazadas) con cargo al erario.
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