No les importa lo que digan la prensa mexicana ni la internacional. No les preocupa lo que opinen las organizaciones de la sociedad civil ni los académicos. No les preocupa lo que digan los empresarios ni la Iglesia católica. No son contrapesos reales porque ante las críticas de todos estos sectores a la reforma al Poder Judicial, López Obrador se burla y reta, mientras Claudia Sheinbaum desacredita y desprecia, pero ninguno de los dos —presidente saliente, presidenta entrante— ajusta un mínimo su apetito de someter a jueces, magistrados y ministros para tener un poder inmenso, inempatable.
Pero hay dos contrapesos que sí surten efecto. Uno por su legitimidad social y otro por su peligro potencial. Son el movimiento de trabajadores del Poder Judicial que se han ido al paro nacional, y la reacción de los mercados financieros.
Los trabajadores le arrebatan al Presidente la bandera de la autoridad moral. Son ciudadanos de a pie, fruto de la cultura del esfuerzo, no son millonarios ni viven entre lujos. No encajan en la caricatura que ha querido hacer el obradorato de quienes integran el Poder Judicial.
Los mercados financieros le arrebatan al Presidente el monopolio del poder. En México no hay quien le compita en poder, pero a nivel internacional es otra cosa. En México, el Presidente abusa y somete. Pero nuestro país está insertado en un mundo global de cuyos flujos económicos multimillonarios se beneficia, y López Obrador no manda sobre todo esto. Y éstos castigan a quien abandona la ruta de las libertades y coquetea con la dictadura. La dupla AMLO-Sheinbaum tuvo una primera probadita al día siguiente de las elecciones: el dólar se disparó a consecuencia de su triunfo electoral y lo que pretendían hacer con esos números. Nunca regresó a los niveles preelectorales de 16.50 pesos. Ayer Morgan Stanley puso el dedo en la llaga y advirtió que ya no era tan recomendable invertir en México. Conforme los mercados vayan entendiendo a cabalidad la profundidad, gravedad e implicaciones de la reforma al Poder Judicial, la reacción puede ser mayor y comprometer seriamente las perspectivas económicas de México (que de por sí ya están presupuestalmente comprometidas por un déficit fiscal récord en décadas).
Con esos dos contrapesos —trabajadores y mercados— tendrá que lidiar en su recta final López Obrador y en su primer kilómetro de carrera Claudia Sheinbaum. El hecho de que uno esté terminando y la otra esté comenzando los tendrá posiblemente con distintos incentivos y distintos intereses en cómo abordar el desafío de estos dos contrapesos.
Veremos si les importa.
SACIAMORBOS
1.- De Botton a manejar las finanzas de la Ciudad de México. Calderón Alipi a la Secretaría de Salud de Tabasco. Con estos dos alfiles quedan protegidos los intereses económicos de El Clan en dos bastiones estratégicos. Falta ver dónde queda acomodado Dagnino.
2.- ¿Oootra gira a Sinaloa? ¿Otra vez los dos? ¿A qué? ¿A “inaugurar un distrito de riego de la presa Picachos”? Ajá…