Ayer en esta columna le revelé que la crisis aérea en México tiene un piloto responsable… pero también varios copilotos. Que la Agencia Federal de Aviación Civil tiene al frente al general del Ejército Carlos Antonio Rodríguez Munguía , quien ha fracasado en su intento de recuperar la Categoría 1 de seguridad aérea para México y que su gestión y su dependencia están, según fuentes oficiales, en medio de señalamientos de ineptitud y corrupción.
En la lista de copilotos de la debacle aérea mexicana destaca Martha León García , directora del Centro Internacional de Adiestramiento de Aviación Civil (CIAAC). Es acusada de haber grabado a su sucesor para chantajearlo y obtener el puesto hace unos años. Las fuentes la señalan como quien negocia trámites, licencias, cursos, capacitaciones y las acreditaciones de los inspectores a contentillo, impactando el número de personas que pueden realizar las verificaciones.
Sobre Jacob González Macías , director de Desarrollo Estratégico, denuncian que desechó un sistema certificado por la Organización de Aviación Civil Internacional por el cual se pagaron millones de dólares y lo sustituyó por sistemas caseros que duplican el personal y el costo requerido para un trámite. No irá rápido, pero tiene control. Muy 4T. Por cierto, regresar al sistema original es una de las condiciones de la FAA para recuperar la Categoría 1.
Algunos de los señalamientos más graves van contra Guillermo Macías Avitia , director Ejecutivo de Seguridad Aérea, un exmilitar acusado de comandar una red de espionaje interno y de coordinar un esquema de extorsión que operaría en la red de aeropuertos del país: es quien nombra, coordina y supervisa todas las comandancias regionales y aeroportuarias, que son las que verifican documentos y cargamentos de las aeronaves. Denuncias internas hablan de fabricación de documentos, soborno de funcionarios, autorización discrecional de vuelos… a 100 mil pesos por operación. Venta de certificados de aeronavegabilidad y cobro de mordidas a talleres aeronáuticos.
No lo hace solo. Las fuentes indican que le inventó un cargo a Ubaldo Alberto Espinoza Trejo para operar las supervisiones. Tiene a Cristian Olvera Martínez para abrir el paso a dos negociadores externos, presuntos amigos de Macías Avitia, que “ayudan” a las aerolíneas y a los talleres a agilizar, destrabar y autorizar los trámites necesarios. Y a Marlin Arce de la O , directora de certificación de licencias, donde internamente hay quejas de que para sortear el retraso de 6 meses hay que poner entre 50 y 100 mil pesos en la mesa.
Con este panorama, con esta bitácora detallada del desastre, no es sorpresa la crisis en la que está metida la aviación mexicana. El secretario de Gobernación, Adán Augusto López , a quien el presidente AMLO ha decidido encomendar la solución de esta crisis, tiene dos opciones: agilizar las investigaciones de estas denuncias para limpiar y eficientar el sector… o escudarse en la retórica de las conspiraciones. A ver qué escoge, sobre todo porque está en campaña.
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