En muchos sectores de Morena y en el cuarto de guerra de Ricardo Monreal están dando por hecho que él será el candidato del oficialismo al gobierno de la Ciudad de México. Se habla de reuniones con el presidente López Obrador y con Claudia Sheinbaum para amarrar el que sería un apetitoso premio de consolación a quien se postuló para buscar la candidatura presidencial.
Aparentemente, fue definitorio el más reciente gesto político de Monreal, cuando cedió el lugar de su casa encuestadora que salió en el sorteo de Morena para que entrara la encuestadora de Ebrard y con esto se sofocara ese amago de rompimiento del canciller.
¿Le van a dejar la candidatura de la Ciudad de México a Monreal? Pongo varias dudas sobre la mesa:
1.- La candidatura de Morena a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México no estaba en la lista de premios de consolación que diseñó personalmente el presidente López Obrador para las corcholatas que no se quedaran con la candidatura presidencial. Estaban coordinaciones en el Congreso, espacios en las cámaras de Diputados y Senadores y también en el próximo gabinete.
2.- Muchas de las fuerzas morenistas más rudas operan en la capital del país. ¿Va a ceder Clara Brugada una candidatura que casi tiene en la bolsa? ¿Se la va a ceder a Monreal, a quien culpan de haber perdido la ciudad en el 2021 porque Sandra Cuevas, su cercana operadora, se pasó a la oposición y les arrebató la alcaldía de Cuauhtémoc, inclinando la balanza? ¿Y Mario Delgado, que ha hecho campaña a la sorda para ser el candidato capitalino, se va a quedar cruzado de brazos?
3.- El presidente López Obrador le perdió la confianza a Ricardo Monreal hace un par de años. No soportó que el zacatecano tuviera vida propia en el Senado. No le gustó que no se sometiera a sus órdenes e instrucciones. Sheinbaum ha mandado las mismas señales de desconfianza.
4.- En el escenario del presidente (en el que sus candidatos ganan las elecciones), ¿quiere tener a Claudia de presidenta y a Monreal de vecino, jugándole a las venciditas como siempre, pero ahora con todo el presupuesto y los reflectores de la Jefatura de Gobierno?
Ya veremos en los próximos días qué premio de consolación le toca a Monreal. Cuando pudo romper, en el clímax de su poder, no lo hizo. En ese momento el obradorato estaba herido y él gozaba del control de la mayoría de la bancada oficialista en el Senado. Un rompimiento suyo le hubiera costado la mayoría al presidente. No rompió. A partir de ahí fue un poder en declive, que ha tenido como más reciente exhibición una presencia apenas testimonial en la carrera de corcholatas, un porcentaje diezmado en las encuestas, un apagado y triste final de campaña en el que lo hicieron víctima de todos los desdenes, y un cierre de campaña que fue un video de 20 minutos en redes.
No hay que olvidar que en política nunca nadie está muerto del todo. Si Monreal amarró la candidatura capitalina puede resurgir. Pero le tocará la más feroz de las batallas contra la oposición. O en una de esas se acomoda con un asiento plurinominal en el Congreso, y a ver qué hace desde ahí el próximo sexenio.