Uno a uno le fueron pidiendo la renuncia. Y uno a uno, “Alito” Moreno los fue bateando. Salvo un par, todas las figuras del priismo reunidas con su actual dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas , le sugirieron ―en distintos tonos y formas― que dejara el cargo. La divulgación de sus conversaciones privadas lo ha vapuleado: cada semana se le escucha relatar amenamente la comisión de un delito grave diferente. “A este ritmo, el PAN ya no va a querer aliarse con nosotros”, le advirtieron.
El momento climático se dio cuando, después de recibir reiterados reclamos de que su desprestigio personal estaba contaminando al partido entero, Alito les reviró: ¿desprestigio? ¿quieren que yo me vaya uno por uno hablando del prestigio de ustedes?
Se hizo el silencio. No es que Alito no esté desprestigiado, sino que muchas de las figuras ahí reunidas no tienen precisamente la fama pública de Nelson Mandela.
Beatriz Paredes
advirtió a Alejandro Moreno que no debería desdeñar a los ahí reunidos. Le recordó: en 1988 decíamos que la Corriente Democrática de Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo eran unos cuantos, y ya vimos lo que pasó.
Se cruzaron reclamos de resultados electorales del presente y del pasado. Se cruzaron reclamos por posiciones contradictorias y descoordinadas frente al gobierno de López Obrador. Varias personas asistentes describieron que el tono fue absolutamente inusual en un partido acostumbrado al oropel extra cuidadoso en las formas. ¿Cómo terminó la reunión? Caliente.
Eso sucedió hace diez días. Y ya se está planteando otra reunión, de seguimiento. El coordinador de los senadores del PRI y ocho exdirigentes nacionales del partido enviaron ayer una carta a Moreno Cárdenas. No lo van a soltar. Claudia Ruiz Massieu , quien ha fungido como vocera de los disidentes, dejó claro que insistirán en la renuncia de Alito. Él luce apertrechado, sin intención de dejar el cargo y con suficientes controles internos para permanecer.
La crisis sigue.
SACIAMORBOS
El 14 de febrero de 2019 publiqué en estas Historias de Reportero una columna titulada “ El peligro de apagones masivos ”. El texto decía: “El verdadero problema está en el sur y más específicamente los estados de Yucatán, Quintana Roo, Tabasco y Campeche… Un día podríamos despertar sabiendo que no hay luz en Mérida, o que los hoteles de Cancún y la Riviera Maya quedan mal con sus huéspedes porque la CFE no les entregó energía”. La reacción del gobierno fue furibunda ante esta advertencia. Antier, alrededor de 5 millones de personas se quedaron sin luz en Yucatán Campeche y Quintana Roo. La Comisión Federal de Electricidad dijo que fue por el accidente de un trabajador. El telón de fondo es que la política energética de López Obrador es desastrosa, y se pone peor en manos de Manuel Bartlett .
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