En Morena, la candidatura de Delfina Gómez al gobierno del Estado de México no fue de unidad. Ha generado más fracturas de las esperadas. Los grupos del morenismo mexiquense no lucen serenos ni parecen dispuestos a acatar con cabeza gacha la orden del presidente López Obrador de que la senadora y exsecretaria de Educación Pública sea la aspirante al gobierno con más población y presupuesto del país. Hoy, lo que me dicen las fuentes es que las dos figuras más importantes de Morena en el Estado, Delfina Gómez e Higinio Martínez, ni siquiera se hablan.

Después de que no fue favorecido con la candidatura y que incluso fue maltratado, Higinio movió sus fichas y logró tener control total de la dirigencia de Morena en el Estado de México. En las elecciones de hace un par de semanas para Consejo Político Estatal, su grupo arrasó por encima de las corrientes de Delfina Gómez y Horacio Duarte. Los tres cargos más importantes de Morena en el Estado de México son ocupados por gente del grupo político de Higinio Martínez: la nueva presidenta del Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Edomex es Martha Guerrero, el nuevo secretario general es el diputado Nazario Gutiérrez y la nueva titular del Consejo Político Morenista es la exdiputada Nancy Nápoles. Esto generó tal preocupación al dirigente nacional, Mario Delgado —presente en la elección que se llevó a cabo en Toluca—, que tuvo que dedicar su discurso a resaltar la importancia estratégica de la unidad si quieren quitarle al PRI su bastión histórico.

Pero parece que sus palabras no resonaron. Delfina, por un lado, instruyó al “cuarto de guerra” de su campaña que el primer paso rumbo a la candidatura es aniquilar a Higinio. Y por el otro lado, decidió contraatacar y regresó a su curul en el Senado. ¿Quién la ocupaba? Su suplente: justo la recién electa dirigente Martha Guerrero. Ella fue la damnificada. Fue la venganza por quedarse con la dirigencia estatal de Morena y no ceder la posición al equipo de Delfina.

En Morena las tensiones están al máximo, y eso que faltan ocho meses para las elecciones. La exsecretaria de Educación Pública tiene por delante el enorme reto de mantener la unidad real de su partido, no sólo de dientes para afuera.

Ante lo cerrada que se prevé la contienda —sobre todo por la vulnerabilidad de Delfina ante la sentencia que la implica en el robo de los sueldos a los trabajadores de Texcoco cuando era presidenta municipal—, si Higinio Martínez y su grupo se sienten desplazados de Morena y llegan a acuerdos con el gobernador priista Alfredo Del Mazo, la campaña de Delfina puede tropezar feamente.

SACIAMORBOS

¿Y si el presidente López Obrador quiso tener un gesto de coqueteo con el PRI? ¿Y si quiso agradecer el buen trato que ha recibido siempre de Del Mazo? ¿Y si por eso mandó a la candidata más vulnerable de toda su baraja?

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