Quién iba a pensar que lo de Miss Universo iba a tener tantos efectos. Fue la gota que derramó el vaso. Que la Fiscalía General de la República le haya otorgado el beneficio de ser testigo protegido al empresario Raúl Rocha Cantú, dueño de Miss Universo, le echó gasolina al enojo que traía la presidenta Claudia Sheinbaum contra el titular de la FGR, Alejandro Gertz Manero, porque en Palacio Nacional sospechan que ese beneficio puede tener motivaciones sucias y porque la puede meter en problemas con el gobierno de Estados Unidos que también tiene a Rocha en la mira por el expediente de huachicol, narco y tráfico de armas.
Como se lo adelanté en estas Historias de Reportero el miércoles (“El intento de Palacio por correr a Gertz”), la presidenta quería que se fuera el fiscal desde hace más de un mes porque “ha mantenido cierto grado de autonomía: ha hecho sentir que no lo pueden dar por descontado, como si fuera un mero trámite. Gertz exige tener un lugar en la mesa”. No lo quería la presidenta y no lo quería el gabinete de Seguridad. Su salida era un deseo del claudismo. Lo acusaban de no estar 100% alineado, de no actuar a la velocidad que necesitaban y sin chistar. No es que fuera un contrapeso, para nada. Es que si Gertz tenía 20% de margen de maniobra y 80% de sometimiento, la presidenta quería 100% de sometimiento.
El fiscal no resistió la presión: Gertz cayó.
El embate de la presidenta sólo lo pudo haber resistido Gertz Manero si contaba con el apoyo de López Obrador. Pero ese apoyo de Palenque no llegó: AMLO está enojado porque atribuye a las investigaciones y filtraciones de la FGR de Gertz el brutal desprestigio que ha tenido su Presidencia en los últimos meses: los casos de La Barredora contra su “hermano” y secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y de la red de huachicol fiscal de los sobrinos de su secretario de Marina, Rafael Ojeda.
El relevo es escalofriante. Ernestina Godoy es la elegida por la presidenta Sheinbaum para ser la nueva fiscal General de la República. Siguen los trámites. Si nos quejábamos del “fiscal carnal” por la cercanía de Gertz con AMLO, lo de Ernestina Godoy va mucho más allá. Su llegada a la FGR borra cualquier asomo, cualquier brochazo de autonomía o independencia. Manda un mensaje de control total. 100% de sometimiento a las órdenes de la presidenta y el expresidente.
Ernestina Godoy es una ultra de Morena, es del ala más dura. Y es una soldada del régimen. Lo demostró cuando fue fiscal de la Ciudad de México: le garantizó impunidad a la doctora Sheinbaum dando carpetazo sin tocarla por la caída del colegio Rébsamen en su alcaldía matando a 26 personas entre ellas 19 niños, le garantizó impunidad a la doctora Sheinbaum cuando se cayó la Línea 12 del metro matando a 26 personas (a la directora del Metro ni la citó a declarar), y en cambio, procedió vehementemente contra los enemigos políticos de su jefa: fue la que armó el expediente del “cártel inmobiliario” contra el PAN y espió a los adversarios políticos de Sheinbaum, según denunció un reportaje del New York Times que se volvió escándalo internacional.
Que nadie se sorprenda con lo que viene. Esto no es un paso hacia el autoritarismo. Es un salto de longitud.

