Desde hace cuando menos cinco meses, el gobierno federal tiene identificados y ubicados a los líderes del llamado “Bloque Negro” que protagonizan episodios de violencia asociados a manifestaciones.

En una reunión privada entre autoridades de la UNAM y altos funcionarios federales del gabinete de Seguridad de la presidenta Sheinbaum, el secretario Omar García Harfuch lo dijo con todas sus letras, que el gobierno tenía identificados a los del Bloque Negro y que los iban a detener, según me revelan fuentes confiables.

La reunión de alto nivel UNAM-gobierno federal se llevó a cabo tras los episodios de violencia en Ciudad Universitaria en mayo de este año: encapuchados vestidos de negro, identificados como Bloque Negro, hicieron pintas, golpearon rejas con palos y tubos, lanzaron cohetones, y destruyeron casetas de vigilancia con martillos y piedras. Rompieron hasta los vidrios de la Rectoría.

Hasta ahora, no se sabe de detenciones ni de identificaciones.

Después de esa reunión, el Bloque Negro volvió a aparecer con sus actos de violencia en la marcha conmemorativa de la masacre estudiantil del 2 de octubre, y regresó a CU a mediados de ese mismo mes, también enmarcando sus protestas en la demanda por seguridad que motivó un paro general universitario tras la muerte de un estudiante en el CCH Sur.

Tratándose de un gobierno federal adicto a los reflectores, resulta extraño que no hayan divulgado en la conferencia mañanera los nombres de los integrantes del Bloque Negro, sus fotografías, sus cuentas en redes sociales, sus redes de vínculos, sus fuentes de financiamiento. Vamos, lo que han hecho mil veces con quienes consideran sus adversarios. Si resulta tan amenazante para la estabilidad del gobierno, ¿por qué del Bloque Negro no dicen nada? ¿por qué no los exhiben en la mañanera? ¿por qué no los señalan y estigmatizan? ¿realmente los tienen identificados o ni siquiera eso han podido, a pesar de las cada vez más ambiciosas herramientas tecnológicas con las que cuenta el Estado mexicano?

Un análisis detallado de las imágenes en redes sociales de la manifestación del sábado en la Ciudad de México muestra que antes de que llegara al zócalo el contingente de la marcha, ya había episodios violentos contra manifestantes y transeúntes. Había grupos organizados de jóvenes con el rostro cubierto que no gritaban consignas ni se sumaban a la marcha. Estaban formados como si fueran elementos de seguridad. Algunos de ellos fueron grabados desarmando las vallas metálicas con martillos, mazos y barretas. Estaban bien equipados. Hasta con megáfonos para invitar a otros jóvenes —sin guantes, cascos, ni ningún equipo de choque— a que se sumaran a la reyerta. Esos pagaron la peor parte: las imágenes muestran que entre los heridos hay personas que a todas luces no formaban parte de ningún grupo de choque violento.

Los integrantes de Somos México, participantes de la marcha, han denunciado que sospechosamente, entre los detenidos no hay ningún integrante del Bloque Negro.

Una investigación de inteligencia profesional, despartidizada y desapasionada podría servir para despejar dudas y calmar los ánimos nacionales. Para eso se necesitaría que la presidenta actuara como presidenta.

historiasreportero@gmail.com

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