El presidente López Obrador increpa a un reportero porque le pregunta si para marzo ya estarán todos los medicamentos en la megafarmacia: ¡no nos vas a emplazar, no, no! En Morelos los asistentes a un mitin de Claudia Sheinbaum la interrumpen en pleno discurso para acusar al gobernador obradorista Cuauhtémoc Blanco de ser un mafioso. Ella los regaña enojada: ¡respeto y unidad, respeto y unidad! Ernestina Godoy supura por la herida: va de foro en foro en el lamento de que la oposición bloqueó su reelección porque querían impunidad. De que plagió su tesis no dice nada. El Presidente se enoja porque se difunden grabaciones del tráfico de influencias de su hijo Gonzalo “Bobby” López Beltrán —el que se supone era el bien portado—, quien se da a conocer como coyote de los contratos para el Tren Maya. Brozo llama dictador a López Obrador y el Presidente no lo soporta. Los propagandistas del régimen revientan contra Tatiana Clouthier, vocera de su propia candidata presidencial, porque en una entrevista con Fernando del Collado en Tragaluz de Latinus dijo que no sabía si Claudia Sheinbaum tiene responsabilidad en las muertes por la caída de la Línea 12 del Metro, que no sabía si se estaban pidiendo moches a favor de la campaña de Sheinbaum, no sabía si había dinero del narco en Morena ni si en estos años se habían ampliado los negocios de las mafias. Querían que lo negara, que negara lo que no se puede negar, y como no lo negó, se les acabó el amor por su “Tía Tatis” y hasta su cabeza están pidiendo.
Claudia Sheinbaum provoca a Xóchitl Gálvez: le exige que hable de García Luna. Xóchitl le responde: tengo mala opinión de él, pero mejor pregúntale a tu cercano Omar García Harfuch porque García Luna fue su mentor. Xóchitl le dice a Claudia que pida permiso para debatir con ella. Claudia responde que no necesita pedir permiso. Xóchitl le dice que entonces debatan miércoles o jueves. Claudia huye… y pide que Xóchitl no la provoque.
El Presidente, su gobierno, su candidata y su campaña llevan varias semanas descolocados. Si en el último trimestre del año pasado se podía hablar de una Xóchitl que no prendía y una campaña oficialista que navegaba en aguas tranquilas a todo vapor, de tres semanas para acá la inercia es justo al revés: Xóchitl ha recuperado el tono que la encumbró, la oposición agarra tracción y el Presidente, su candidata y todos los de su esquina lucen desconcertados y desconcentrados.
La realidad no le está ayudando nada. Salen cifras de violencia y se confirma que este ha sido el sexenio con más asesinatos de la historia. Salen cifras de fuga de capitales, y se confirma que en este sexenio han huido más capitales que nunca. A la megafarmacia le faltan medicinas, al AIFA le faltan vuelos, y al Tren Maya y a Mexicana de Aviación les faltan pasajeros y les sobran fallas y retrasos. Y encima, los hijos del Presidente.
Colofón:
Se cae un pedazo del tren interurbano México-Toluca. Aplasta una camioneta vieja que lleva en el cristal una maltrecha calcomanía de campaña de AMLO. Todo un editorial.