Después de que MC se bajó de la contienda por la gubernatura del Estado de México, la candidata de la alianza PRI-PAN-PRD, Alejandra Del Moral, quien se supone sería la gran beneficiaria de esa jugada política, publicó un video desde su automóvil en movimiento: serena, sin mayor entusiasmo, sin un solo ataque, hizo un respetuoso llamado a su rival morenista Delfina Gómez para actuar con sororidad en la campaña y la invitó a cinco debates sobre los temas obvios (seguridad, economía, etc.).
Fue el fiel reflejo de su estrategia de campaña: no confrontar. La alianza en Edomex no apuesta a recoger las banderas del anti-AMLO, no pelea con Morena, no ataca al Presidente, no está en actitud de guerra. Un reflejo de cómo ha conducido su relación con la federación el gobernador del Estado, el priista Alfredo Del Mazo, quien se volvió uno de los gobernadores consentidos de López Obrador e incluso buen amigo de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
La apuesta de la candidatura de Alejandra Del Moral es conquistar al electorado por la vía del discurso de la reconciliación entre todos, de presentarse como una política capaz de trabajar de maravilla con un presidente como AMLO (tal cual lo ha hecho Del Mazo).
Sus críticos dicen que así no entusiasma a nadie. Que si lo que busca el electorado es alguien que pueda trabajar bien con AMLO, pues quién mejor que Delfina. Que debería ajustar su campaña para volverla una suerte de referéndum anti-Morena: tiene en su rival a una de las políticas más cuestionadas del sexenio, tiene un cinturón de la Ciudad de México que puede heredar el anti-AMLO que descolocó a Sheinbaum en el 2021 y tiene a muchos agraviados con los excesos morenistas y obradoristas.
Ese choque de estrategias —conciliación vs. ataque— permea también entre las “corcholatas” de oposición rumbo a la contienda presidencial del 2024. Hay quien opta por el discurso de “amor y paz” (como los gobernadores panistas de Yucatán, Mauricio Vila, y Querétaro, Mauricio Kuri) y hay quien tiene como eje volverse la opción anti-AMLO (como Lilly Téllez y recientemente Santiago Creel). Y hay muchos en medio que de pronto critican y de pronto se suavizan (como Enrique de la Madrid y otros priistas que se han mostrado interesados).
Los polos podrían ser Mauricio Vila y Lilly Téllez. Los entrevisté hace algunas semanas y sin evasivas respondieron que él no iba a confrontar y ella que sí; él que no se debía meter a López Obrador a la campaña, y ella que hay que hacer de la contienda presidencial un referéndum sobre el Presidente.
Yo no sé cuál sea mejor estrategia, pero lo que sí me queda claro es que, al menos en eso, la campaña de la alianza en el Estado de México va a ser un buen termómetro de cuál puede ser una ruta exitosa para arrebatar a Morena lo que las encuestas le marcan como suyo… o no.
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